Aspectos clave de la COP26

Aspectos clave de la COP26

La Conferencia de Cambio Climático de la ONU (COP26), celebrada en Glasgow (Reino Unido), ha terminado con la firma de un acuerdo por unanimidad entre los 197 países participantes, el Pacto Climático de Glasgow. 

Un documento que recoge la necesidad de fijar objetivos de reducción de emisiones más ambiciosos, de apostar por la adaptación y la financiación de los países más vulnerables y reconoce la importancia de los ecosistemas y de la sociedad civil en la mitigación del calentamiento global.

En lo referente a los objetivos de mitigación, en este Pacto Climático se solicita a todos los países mejoras en sus planes de descarbonización de aquí a finales del 2022, en los que deben especificar y razonar, de forma transparente, las medidas a tomar de cara al 2030 y las de transición hasta un balance cero de emisiones de CO2 en el 2050.

También se menciona el compromiso de un conjunto de países desarrollados para duplicar la financiación en 2025 (unos 40 mil millones de dólares) destinada a mejorar la resiliencia de los países más pobres y vulnerables.

Pero quizá, el tema más llamativo de esta COP26 tiene que ver con el consenso unánime de poner fin a las ayudas económicas a los combustibles fósiles y de reducir progresivamente el uso del carbón.

En este nuevo acuerdo, el carbón y los combustibles fósiles quedan claramente señalados como la principal fuente del calentamiento global.

 

¿Qué conclusiones podemos obtener de la Conferencia de Cambio Climático de la ONU? 

El Pacto Climático firmado en esta COP26 supone un acuerdo para llamar a los países de todo el mundo a iniciar el abandono del carbón y lograr mantener el objetivo de limitar el calentamiento global a final de siglo en 1,5˚C.

Los delegados de los países participantes han acordado impulsar la acción climática y han aprobado las reglas del artículo 6 del Acuerdo de París para crear un marco de trabajo en los mercados globales de carbono, los inventarios de emisiones y las medidas de transparencia en la contabilidad e intercambio de la información.

La versión final de este Pacto Climático, denominada Paquete Climático de Glasgow, recoge la propuesta del abandono del carbón, pero en términos de reducción progresiva de su uso y no de eliminación, debido a la oposición en el último momento de China e India, dos de los principales emisores de gases de efecto invernaderos.

Este texto final también establece el acuerdo de poner fin a los subsidios a combustibles fósiles y llama a que los países refuercen sus recortes de emisiones de gases invernadero de cara a 2030, para limitar el calentamiento y lograr el objetivo de no superar los 1,5˚C a final de siglo.

El acuerdo emplaza a que en la próxima Cumbre (COP27) se adopten nuevos objetivos climáticos.

 

¿Qué es la economía verde?

El hacer posible el cumplimiento del acuerdo firmado en la COP26 requerirá del llamamiento al desarrollo de una economía verde en los diferentes países.

Esta economía verde, según la definición del programa de Medio Ambiente de la ONU, se refiere a un modelo económico que “da como resultado un mejor bienestar humano e igualdad social, al tiempo que reduce significativamente los riesgos medioambientales y la escasez desde el punto de vista ecológico”.

Se trata de una economía impulsada por inversiones públicas y privadas que promueven la innovación, se comprometen a reducir las emisiones de carbono, mejorar la eficiencia energética y prevenir la pérdida de biodiversidad.

Con este modelo de economía verde, el crecimiento económico es inclusivo, desde el punto de vista de la creación de empleo y desarrollo de capacidades, y tiene lugar preservando al mismo tiempo los bienes naturales.

Tras la COP26 y el acuerdo de reducir el uso progresivo de los combustibles fósiles, esta economía verde se verá impulsada por el desarrollo de tecnología y nuevos negocios e industrias verdes que ofrezcan alternativas. 

 

Residuos cero vs biocombustibles

Entre la tecnología y los nuevos modelos de negocios verdes que ofrecen alternativas al uso de combustibles fósiles nos encontramos con la puesta en marcha de plantas de biogás o biometano.

Estas plantas permiten generar biocombustibles (biogás o biometano) a partir de la valorización energética de los residuos orgánicos procedentes del sector agropecuario, agroalimentario, industrial o urbano.

Una solución a la gestión de estos residuos que pasan a convertirse en un recurso para la obtención de una alternativa energética a los combustibles fósiles.

Ambos gases renovables pueden utilizarse para la generación de energía eléctrica o térmica, así como combustibles para vehículos propulsados a gas (transporte pesado y transporte marítimo, por ejemplo).

Además, el biometano obtenido a partir de la depuración del biogás (upgrading) es susceptible de ser inyectado en la red gasista y sustituir al gas natural de origen fósil, al presentar características similares a este, pero con un origen renovable.

 

Qué ventajas ofrece una planta de biometano 

Entre las ventajas que ofrece una planta de biometano, hay que destacar el papel que juegan en resolver los problemas derivados de la gestión de residuos sólidos urbanos (RSU).

Residuos que se acumulan en las ciudades y que acaban en vertederos o incinerados, sin aprovechar su valor y generando problemas ambientales (emisiones de CO2, contaminación de suelo, aguas, etc).

Proyectos como el que venimos desarrollando en Genia Bioenergy, proyecto europeo Valuewaste, son un ejemplo de la aplicación de esta tecnología de producción de biometano a partir de los RSU.

En este proyecto, se trabaja desde los métodos de separación y recogida de los desechos orgánicos hasta su tratamiento mediante biodigestión anaerobia (la fermentación del residuo por bacterias en ausencia de oxígeno) para convertir los residuos en productos con valor como el biometano, compost y fertilizante orgánicos.

La implementación de este sistema de valorización de los RSU en las ciudades evitaría la acumulación de residuos orgánicos en vertedero y, por tanto, contribuiría a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, al tiempo que se obtiene un biocombustible alternativo a los combustibles fósiles. 

Esta solución puede suponer un avance en el desarrollo de la economía verde y en el cumplimiento de los compromisos adquiridos por los distintos países tras la COP26.

 

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