La movilidad urbana sostenible con tecnología de gas renovable es posible.
París, Alemania y otras ciudades europeas ya disponen de autobuses urbanos a gas natural o biogás potentes, eficientes y silenciosos, que contribuyen a conseguir un transporte público respetuoso con el medio ambiente.
Casi una cuarta parte de la flota parisina está formada por estos autobuses de última generación, lo que hacen más de 1.000 vehículos en total.
En Alemania, el proveedor de transporte local VWG Oldenburg ha convertido toda su flota de 112 autobuses a motores de gas natural que utilizan el biogás obtenido a partir de los residuos vegetales. Esto supone un ahorro de alrededor de 9.500 toneladas de gases con efecto invernadero emitidos a la atmósfera por año.
La ciudad de Barcelona también se suma a esta iniciativa de avance hacia una movilidad urbana sostenible.
Entre las medidas que están tomando para consolidar las energías limpias en su operativa se suma la obtención de biogás a partir de residuos orgánicos.
Con todo esto, el biogás se presenta como un sustituto no contaminante para los vehículos, que facilita el cumplimiento del compromiso de llegar a la neutralidad de emisiones en el horizonte 2050.
Aprovechamiento de los residuos sólidos urbanos (RSU)
En las zonas urbanas se generan toneladas de residuos procedentes de nuestras actividades rutinarias. Residuos que deben ser gestionados correctamente, incluyendo etapas de reciclado, recuperación de materiales y valorización energética para evitar los problemas ambientales que generan.
La fracción orgánica de estos RSU puede someterse a procesos de valorización energética para generar energía renovable. Entre estos procesos está la digestión anaerobia o biometanización de la que se obtiene el biogás.
Esto supone una forma de hacer sostenible la gestión de estos residuos dándoles tratamiento y obteniendo energía renovable que puede aprovecharse en el ámbito doméstico e industrial, o como combustible para los vehículos.
El biogás obtenido es purificado (upgrading) para la obtención de biometano, con características similares al gas natural, lo que le permite ser inyectado a las redes de distribución de gas y poder sustituir al gas natural en los vehículos a gas.
El empleo de este biometano como combustible puede hacerse mediante dos sistemas:
- El gas natural comprimido (bio-GNC): se trata de gas natural almacenado a altas presiones. Está compuesto principalmente por metano y contamina menos, al expulsar menos CO2 que los combustibles fósiles.
- El gas natural licuado (bio-GNL): es un gas natural en fase líquida, a una temperatura de -160˚C, por lo que se le considera un líquido criogénico. Debe almacenarse y transportarse en recipientes bien aislados para mantener su estado líquido. Su concentración de metano llega al 95% y ocupa un volumen menor, no es tóxico, ni corrosivo, además de inodoro e incoloro.
Los autobuses urbanos con propulsión a gas natural pueden emplear tanto el bio-GNC o el bio-GNL como combustible, resultando vehículos más sostenibles y eficientes, en cuanto a emisiones cero de compuestos contaminantes.
Ventajas del gas renovable como combustible
Si recapitulamos las ventajas que tiene la obtención de biogás para su uso como combustible de vehículos en el ámbito urbano, tenemos que:
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- El método para la obtención de biogás permite la valorización energética de los RSU, siendo respetuoso con el medioambiente.
- La posibilidad de distribuir y consumir el gas renovable de producción propia reduce la dependencia energética exterior.
- El biogás se puede producir y consumir en la misma región, sin necesidad de ser transportado desde grandes distancias.
- El CO2 emitido por el biogás consumido es de origen orgánico y no de acumulaciones en el subsuelo, lo que implica que las emisiones son neutras.
- El biometano obtenido de purificar el biogás puede utilizar las instalaciones de gas natural, por lo que no es necesaria la inversión en nuevas infraestructuras.
Fácil accesibilidad del biometano a la red de gas natural
La posibilidad de inyectar el biometano en la red de gas natural supone una importante revalorización de este biocombustible al permitir cubrir las necesidades de los usuarios habituales de gas natural, en las mismas condiciones y potencia energética.
Pero para que esto sea posible, el biogás debe estar convenientemente depurado, con el fin de alcanzar una serie de requerimientos de calidad idénticos al gas natural, cumpliendo con los estándares de calidad exigidos.
Este proceso de depuración o purificación del biogás consiste básicamente en:
- Eliminación de dióxido de carbono (CO2), sulfuro de hidrógeno (H2S) agua y otras partículas sólidas. Dicha eliminación provoca, por relación causa-efecto, un aumento significativo del porcentaje de metano (CH4).
- Medición y control de la densidad de energía, el índice de Wobbe y la presión hasta los niveles requeridos.
- Se debe alcanzar un determinado poder calorífico y para ello en ocasiones se le agrega propano.
- También se le agrega un olor característico.
Con todo esto, se garantiza la eficiencia y seguridad en el uso del biometano, tanto en la inyección en red como para el transporte, lo que facilita su acceso al conjunto de la ciudadanía.
Como vemos, potenciar la producción de biogás y su inyección como biometano en la red supone asegurar el suministro de una fuente de energía económica, potente, segura y renovable, así como una menor dependencia de los combustibles fósiles.
Algo que la convierte en una inversión interesante y necesaria para avanzar hacia un modelo de ciudad sostenible, con cero emisiones.