El biogás es una alternativa energética versátil que da solución al problema de la gestión de residuos orgánicos y, en consecuencia, a los problemas medioambientales relacionados con los mismos.
El proceso por el cuál se obtiene el biogás implica la degradación biológica controlada (digestión anaerobia) de estos residuos para transformarlos en este gas renovable, compuesto, principalmente, por metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2), así como en otros subproductos (digestatos) de gran valor como biofertilizantes.
El biogás obtenido de esta valorización energética de los residuos orgánicos puede emplearse tanto para la generación de energía eléctrica o térmica, o como combustible.
Los beneficios a nivel de medioambiente se traducen en la reducción de gases de efecto invernadero (GEI) al evitarse las emisiones de CH4 a la atmósfera y reducirse las de CO2 emitidas por los combustibles fósiles a los que reemplaza.
Con esto mejora la calidad del aire y se reduce la contaminación atmosférica.
Además, con este tratamiento de los residuos orgánicos, se evitan otros problemas ambientales asociados a una mala gestión como es la contaminación de suelos y acuíferos por acumulación de nitratos.
La tecnología para la producción de biogás es conocida desde hace tiempo, siendo segura y probada. Algo que se pone de manifiesto con las 18.000 plantas instaladas en Europa, donde países como Alemania, Francia, Reino Unido o Italia van a la cabeza en producción.
En cambio, España se sitúa rezagada en el aprovechamiento de este recurso energético, no sin que exista potencial.
Según el informe Balance Socioeconómico de las Biomasas en España 2017-2021, España es el tercer país europeo con más recursos absolutos de biomasa forestal. Sin embargo, se encuentra a la cola de Europa en cuanto al aprovechamiento de los recursos forestales y agroganaderos para la generación de energía en forma de biogás o su depuración en biometano.
Si se aprovecha este potencial, España tendría la capacidad de producir 1.695.2 ktep/año de biogás, según datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE). Un combustible renovable y flexible, capaz de cubrir demandas de calor, electricidad y combustible vehicular.
Para ello, es necesario establecer políticas que fomenten la producción y consumo de biogás, certifique el origen de esta energía renovable y establezca un amplio mercado de gases renovables.
Algo en lo que viene trabajando el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto demográfico (MITECO) con la elaboración de la Hoja de Ruta del Biogás, incluida en el marco del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030.
El objetivo es dar impulso al desarrollo de este gas renovable, mejorar la competitividad del país en el entorno europeo y el compromiso frente al cambio climático y la transición energética.
Cambio climático y transición energética
El biogás es una alternativa a largo plazo para el sector energético que se enfrenta a la disponibilidad de unos recursos de combustibles fósiles cada vez más limitados.
Este gas renovable versátil favorece la transición energética y la lucha contra el cambio climático ante el objetivo de europeo de disminuir la emisión de GEI en un 11% para el 2030.
Para alcanzar este objetivo, se están comenzando a implementar medidas orientadas a la valorización energética, entre ellas la producción de biogás.
Así, según Eurostat, el 12 % de biogás producido en 2019 se empleó para la generación bruta de calor y el 57 % para la producción de electricidad.
La tendencia del biogás en la UE en relación a las políticas de transición energética y cambio climático es a seguir evolucionando positivamente, dado su papel en la economía baja en carbono y la economía circular eficiente.
El biogás es capaz de eliminar GEI como el gas metano. Un gas emitido por la fermentación incontrolada de los desechos orgánicos y residuos agrícolas y que con la tecnología del biogás se convierte en la principal materia prima para la producción energética.
También reduce la emisión de CO2 al sustituir el uso de combustibles fósiles, sumándose a mejorar la calidad del aire y reducir la contaminación atmosférica.
Un impulso a la producción de biogás en España también favorece un mayor desarrollo de las zonas rurales del país (la España vaciada), principalmente agroganadera, donde se daría solución a la gestión de los residuos orgánicos.
De hecho, la nueva “Política Agrícola Común” (PAC) reconoce los beneficios del biogás para el desarrollo rural y las bondades del digestato como fertilizante y mejorante del suelo.
El biogás puede ser una energía renovable de proximidad
La Hoja de Ruta del Biogás, presentada por MITECO, está enfocada en la valorización de residuos (agropecuarios, municipales y lodos de depuradora) e impulsará el aprovechamiento del biogás por dos vías: la producción de electricidad y calor útil para la industria, y su transformación en biometano para consumo del transporte pesado y sustitución del gas natural de origen fósil.
Pero también apuesta por una gestión sostenible de los residuos basada en la proximidad, que no aumente la huella de carbono durante los procesos de producción, transporte y consumo.
Algo que se traduce en una producción de biogás de proximidad y con fines de autoconsumo, siendo el sector agroganadero un sector con potencial para su desarrollo.
Un ejemplo lo tenemos en las granjas ganaderas, donde la tecnología para producir biogás a partir de los purines supone una oportunidad para dar valor a estos desechos orgánicos y mejorar la sostenibilidad de la explotación y su impacto en el medio ambiente.
La gestión de estos purines pasa de ser un gasto a un ahorro para la granja, al poder generar energía eléctrica para el autoconsumo de la explotación.
Además, el biogás puede usarse para cualquiera de las grandes aplicaciones energéticas: eléctrica, térmica o como carburante; y puede almacenarse para ser utilizado cuando se necesita.
La producción de biogás para autoconsumo requiere de la instalación de una planta de biogás a escala, que se integre en el proceso productivo y permita generar y autoconsumir la energía de forma gratuita, aprovechando los propios residuos y cumpliendo con la normativa vigente.
Un ejemplo de este tipo de proyectos de planta de biogás para autoconsumo lo tenemos en esta planta de biogás. Un proyecto ejecutado por Genia Bioenergy, basado en la valorización energética de residuos orgánicos de la industria alimentaria y la agricultura.