La capacidad del biometano para sustituir al gas natural de origen fósil en todos sus usos lo ha situado en una posición de interés dentro del proceso de transición energética.
Un interés que se ha visto reforzado por la urgente necesidad de reducir la dependencia energética respecto a los combustibles fósiles.
Las características del biometano son similares a las del gas natural, lo que permite su uso como tal a nivel doméstico, industrial y como biocombustible (bio-GNC o bio-GNL), aprovechando las mismas infraestructuras de transporte hasta su destino final.
Esto incluye el uso de la misma red gasista.
En España, la primera instalación industrial de producción de biometano con conexión a la red de gas natural se ha llevado a cabo a través del proyecto UNUE, puesto en marcha por Enagás y Suma Capital, y la primera inyección del biometano generado en la red de Nedgia (distribuidora del grupo Naturgy) tuvo lugar en septiembre de 2021.
El objetivo del proyecto es llegar a producir e inyectar 20 GWh de biometano, lo que implicaría una reducción de las emisiones en torno a 30.000 toneladas equivalentes de CO2 y la generación de una energía equivalente al consumo anual de más de 2.700 viviendas de Burgos, lugar donde se encuentra la instalación.
A este proyecto se le suman otras iniciativas, también privadas, en fase avanzada de desarrollo, como la planta de biometano de La Galera (Tarragona) que también inyectará biometano a la red de transporte de gas natural, lo que facilita su distribución y uso.
Biometano: usos y ventajas para la red de gas
El hecho de poder inyectar biometano en la red gasista va a facilitar su distribución y disponibilidad para el uso doméstico e industrial, a un costo relativamente bajo y con la consiguiente reducción de las emisiones de CO2.
Estos usos incluyen la producción de calor para calefacción, agua caliente, hornos y encimeras, o bien la producción de electricidad o como biocombustible.
La tecnología para la producción de biometano está madura y el potencial de producción en España existe. De hecho, la Comisión Europea sitúa al país como uno de los tres países con mayor potencial de residuos orgánicos convertibles en biometano, junto a Francia y Alemania.
El poder aprovechar la infraestructura gasista existente va a facilitar la incorporación de este gas renovable en el mercado, al no requerir nuevas inversiones en este tipo de infraestructura.
Esto también va a asegurar la forma de suministrarlo a través de los distintos puntos de red del territorio y que llegue a empresas, industrias y hogares de todo el país.
Red de gas en España
Las infraestructuras existentes en la red gasista del país van a desempeñar un papel crucial en la descarbonización del sistema energético.
Estas infraestructuras están compuestas por:
- Una red de transporte: consta de diferentes tipos de infraestructuras interconectadas entre sí para asegurar el correcto suministro de gas.
En este conjunto nos encontramos con los gasoductos, las conexiones internacionales, estaciones de compresión, que aseguran la correcta circulación de gas natural por los gasoductos; centros de transporte, desde donde se coordinan las labores de mantenimiento, operativa y control de la red de gasoductos; puntos de conexión a la red y las estaciones de regulación y medida, donde se reduce y mide la presión del gas según el destinatario al que se dirija.
- Plantas de regasificación de gas natural licuado (GNL), que pueden abastecer el sistema gasista, y las plantas de licuefacción de gas natural.
Las plantas de regasificación de GNL son un elemento clave para la seguridad y diversificación del suministro de energía. En ellas se puede recibir GNL de cualquier país del mundo y asegurar que se cubre la demanda de suministro en cada momento.
- Almacenamientos básicos de gas natural para abastecer el sistema gasista. Estos almacenamientos son subterráneos, aprovechando antiguos yacimientos o se inyecta el gas en acuíferos profundos o en cavidades generadas en formaciones salinas.
El gas se inyecta o se extrae de los pozos subterráneos a través de estas instalaciones, donde también se lleva a cabo el proceso de secado y odorización previo a su inyección en la red de gasoductos.
En España, la principal compañía de transporte de gas natural es ENAGÁS, quién ha desarrollado la infraestructura clave del Sistema Gasista español.
Su red de gasoductos cuenta con más de 11.000 km, distribuidos por todo el país en 16 gasoductos y un total de 103 tramos.
Además, cuenta con seis puntos de conexión internacional: dos con África, dos con Portugal y dos con Francia; y cuatro plantas de regasificación de GNL, ubicadas en Barcelona, Cartagena (Murcia), Huelva y Gijón.
Como infraestructura de almacenamiento subterráneo, la empresa gestiona tres de ellos, ubicados en Serrablo (Huesca), Gaviota (Bizkaia) y Yela (Guadalajara).
El conjunto de la red de transporte y distribución de gas natural en España alcanzó los 83.830 km en 2015, permitiendo ofrecer el suministro a más de 7,6 millones de clientes.
Una referencia que nos da idea de la importancia que tiene el poder aprovechar esta misma infraestructura gasista para la distribución y suministro de biometano como alternativa energética renovable al gas natural.
Cómo se transporta el biometano en un gasoducto
Ahora bien, para que el biometano pueda ser inyectado en la red gasista y ser transportado en los gasoductos debe cumplir con unos requerimientos definidos por la normativa, en referencia a diversos parámetros: contenido mínimo de metano, contenido máximo de CO y CO2 (2%), hidrógeno (5%) o en oxígeno (1%), punto de rocío de agua (< – 8˚C) y el volumen de inyección en red de transporte troncal (< 5.000 m3/h).
La normativa que establece estos requerimientos es la Resolución de 8 de octubre de 2018, de la Dirección General de Política Energética y Minas, por la que se modifican las normas de gestión técnica del sistema NGTS-06, NGTS-07 y los protocolos de detalle PD-01 y PD-02.
Del mismo modo, antes de su inyección en la red gasista, también deberá certificarse el origen renovable del biometano mediante el Sistema de Garantías de Origen de los gases renovables, según se recoge en el Real Decreto 376/2022, aprobado por el Consejo de Ministros, que traspone, de forma parcial, la Directiva 2018/2001 del Parlamento Europeo y del Consejo, relativa al fomento del uso de energía procedentes de fuentes renovables.
Este Sistema de Garantías de Origen es similar a los ya existentes para la electricidad de origen renovable y permite certificar el origen renovable de cada MWh de gas producido mediante la emisión de una garantía de origen con información sobre dónde, cuándo y cómo se generó el gas en cuestión.
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