La agricultura es uno de los ejes centrales del desarrollo económico y social en muchos países, pero también es parte responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero (20%) y del consumo de agua (70%), a nivel mundial.
Teniendo en cuenta que la tendencia de la producción agrícola es seguir aumentando a medida que la población mundial aumenta, es necesario tomar medidas para cambiar esta trayectoria actual que resulta insostenible.
Según la FAO, existen cinco retos fundamentales para transformar la agricultura en un sistema sostenible:
- Frenar la degradación de los suelos y de los recursos naturales.
- Gestionar mejor los recursos.
- Reducir el impacto de la agricultura en el cambio climático.
- Mejorar el control de enfermedades y otras amenazas naturales sobre la agricultura.
- Reforzar las políticas de gestión de las tierras agrícolas para que integren la conservación de especies y espacios naturales.
Si atendemos al papel del sector agrícola en la lucha contra el cambio climático, este debe implementar soluciones integradas que permitan reducir sus emisiones de GEI.
Para lograr el objetivo de cero neto en Europa, en 2050, las emisiones de la Unión Europea deberían reducirse en un 40% (30% en los sectores no incluidos en el RCDE, como la agricultura), y la proporción de energía renovable debe ser al menos del 32%.
Pero, además, para evitar los peores impactos del cambio climático, también es necesario eliminar el carbono de la atmósfera (captación de CO2). Y para esto, la perspectiva debe ser más amplia, promoviendo acciones para proteger la biodiversidad de los ecosistemas, reducir la contaminación y mejorar la eficiencia de los recursos.
Por lo tanto, el papel de la agricultura va a ser fundamental, debiendo adaptarse para hacer frente a la lucha contra el cambio climático, al tiempo que proporciona alimentos, materiales y bioenergía de forma sostenible.
Para conseguirlo, será necesario establecer prácticas sostenibles en agricultura como los cultivos secuenciales y el uso de fertilizantes orgánicos.
Cultivos secuenciales y sus beneficios para la producción de biometano
Los cultivos secuenciales o rotacionales consisten en realizar el cultivo múltiple de dos o tres cultivos en secuencia, en el mismo campo. Es decir, alternar las cosechas de distintos cultivos para evitar el agotamiento de los elementos minerales que sirven como nutrientes a las plantas.
Esta técnica de rotar los cultivos no es algo nuevo. En realidad, es una práctica ancestral. La novedad es que ahora puede utilizarse para generar alimentos y bioenergía, como el biometano, suponiendo numerosas ventajas ambientales, económicas y sociales.
Un ejemplo de este sistema es el modelo Biogasdoneright™, desarrollado en Italia, donde se producen alimentos o piensos en el cultivo primario, mientras que el cultivo secuencial puede co-digerirse (digestión anaerobia) con otros residuos agrícolas o agroindustriales para producir biometano y digestatos (subproductos de la digestión anaerobia).
Esta combinación de cultivos y producción de energía renovable tiene un triple beneficio: reduce las emisiones de metano de la agricultura de acuerdo con la Estrategia de metano de la UE, apoya la sustitución de los combustibles fósiles por energías renovables y mejora la agricultura sostenible.
Además, la producción de biometano a partir de los cultivos secuenciales sirve para mejorar la rentabilidad de los proyectos de biometano y desbloquear el potencial de este gas renovable a partir de los residuos orgánicos.
Con este sistema, los agricultores pueden cultivar alimentos de calidad, al tiempo que contribuyen a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, siendo el biometano producido neutro en carbono.
Los cultivos secuenciales pueden desempeñar, por tanto, un papel importante en el aumento de la producción de biometano hasta 2050 y, con ello, alcanzar los objetivos europeos de descarbonización en el sector agrícola.
Según el documento «El papel del cultivo secuencial y Biogasdoneright ™ en la mejora de la sostenibilidad de los sistemas agrícolas en Europa» el modelo Biogasdoneright ™ podría ser viable para al menos el 15% de las tierras cultivables en la Unión Europea, contribuyendo al uso sostenible, circular y optimizado de materia prima de biomasa para la bioeconomía europea.
El estudio realizado por la Universidad de Gante, en colaboración con la EBA y el CIB, confirma, a su vez, un potencial biometano realista mínimo de 46 bcm/año, que podría desbloquearse mediante la digestión anaeróbica de cultivos secuenciales, y un potencial máximo de 185 bcm/año cuando se utiliza el 60% de la tierra cultivable en Europa.
A este potencial de producción de biometano a partir de los cultivos secuenciales se le suma el efecto positivo sobre el estímulo de nuevas inversiones financieras y, con ello, la creación de empleo.
Un efecto que refuerza el papel del sector primario como fuente de desarrollo económico en las zonas rurales.
Otros métodos de agricultura sostenible: digestatos para fertilizantes orgánicos
Junto a los cultivos secuenciales para la producción de biometano aparece asociado el aprovechamiento de los digestatos para la producción de fertilizantes orgánicos, como otro método de agricultura sostenible.
La utilización de los digestatos como fertilizantes orgánicos para el suelo permite la recuperación de los mismos y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero.
El alto contenido en nutrientes presente en los digestatos está disponible en forma mineral, lo que facilita su absorción por las plantas, obteniéndose, también, un mayor rendimiento en los cultivos.
Además, el aprovechamiento de los digestatos supone una gestión circular de los residuos agrícolas y una mejora en la eficiencia y rentabilidad de las plantas de biometano.
La comercialización de los digestatos por parte de los propios agricultores les permitiría, a su vez, la diversificación de ingresos, mejorando el equilibrio económico de las granjas al reemplazar los costes de fertilizantes con ingresos por ventas.
El potencial de España para la agricultura sostenible y el biometano
Según el informe “Cultivos en rotación en España: potencial energético, económico y medioambiental”, publicado por la Asociación Española de Biogás (AEBIG), España cuenta con un potencial para la generación de biogás a partir de cultivos en rotación que puede alcanzar los 300 TWh, si se emplearan la práctica totalidad de tierras disponibles para cultivo secuencial.
Siendo más realistas, el objetivo sería alcanzar una producción de 60 TWh en 2030, contando con un plan de apoyo adecuado y sin necesidad de reducir la actual producción agrícola española. Por el contrario, lo que se lograría es fortalecer “el desempeño económico y ambiental de las explotaciones agrarias”, según el informe.
Además, el potencial de creación de empleo y diversificación de ingresos para las granjas de este modelo de cultivo secuencial, asociado a la producción de gas renovable, supone una oportunidad interesante para áreas del país donde la agricultura y la agroindustria están en riesgo de volverse económicamente marginales.
La implantación de cultivos secuenciales para la producción de biometano podría ayudar al cumplimiento de los criterios de la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea, en cuanto a prácticas medioambientales, de acción por el clima y fortalecimiento socioeconómico de las zonas rurales.
Por esto, España ha incluido, dentro de su plan estratégico para el desarrollo de la programación 2023-2027 de la PAC, los ecorregímenes, que son prácticas voluntarias de los agricultores en favor del clima y el medio ambiente.
Por la adscripción voluntaria a estas prácticas, el agricultor recibiría una serie de ayudas de la PAC y contribuirá al desarrollo de una agricultura más sostenible.
Desde Genia Bioenergy ponemos a disposición nuestro know-how para el desarrollo y gestión de proyectos de biometano a partir de prácticas sostenibles en agricultura, como los cultivos secuenciales, que contribuyan al medioambiente y la lucha contra el cambio climático.