El crecimiento de las energías renovables avanza. Aun cuando se produjo un bajón histórico en la demanda energética (5%) debido al efecto de la pandemia, el consumo de energía procedente de fuentes renovables aumentó un 7%.
Este es uno de los pocos sectores que cogerá impulso en la actual crisis, al estar implicado en la transición ecológica, uno de los puntos clave identificados por la Comisión Europea para la recuperación económica.
Y España no se queda atrás ante este impulso.
En 2020, las renovables alcanzaron en nuestro país el 43,6% de la generación de energía eléctrica y, en este 2021, ha logrado mantenerse en el puesto décimo de países que despiertan mayor interés para los inversores internacionales en energías renovables, datos que recoge el Índice de atractivo inversor en energías renovables de EY (RECAI).
Las causas que justifican este interés y demuestran la apuesta de España por las energías renovables tienen que ver con la existencia de una mayor certidumbre regulatoria y una clara planificación energética a medio plazo, así como unos ambiciosos objetivos establecidos en la nueva Ley de Cambio Climático y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima de cara al 2030.
Entre estos objetivos, España establece para 2030 un recorte del 23% en las emisiones en comparación con los niveles de 1990, para lo que prevé que la energía eólica crezca de 28 gigavatios (2020) a 50 y la solar fotovoltaica pase de los 8,4 gigavatios (2020) a los 39 en 2030.
A esta incorporación de en torno a 60 gigavatios de energía renovables hasta 2030, también se le suman los ambiciosos objetivos incluidos en las hojas de ruta del almacenamiento e hidrógeno verde y los nuevos mecanismos retributivos aprobados como motivadores del interés inversor.
Las altas previsiones de este interés inversor por las renovables, tanto de agentes privados como institucionales, en realidad son una tendencia global motivada por los objetivos de sostenibilidad, que se han situado como prioridad en la agenda de estos inversores. No en vano, alcanzar las cero emisiones netas en 2050 requerirá de una inversión de 5,2 billones de dólares, sobre los 303,5 millones de dólares invertidos hasta el momento.
El futuro será verde o no será. Las consecuencias negativas para el medioambiente derivadas del calentamiento global y el cambio climático aceleran la urgente necesidad de potenciar un cambio en el modelo social y económico que haga reducir la dependencia sobre la energía de origen fósil.
Una energía que no solo resulta perjudicial para los ecosistemas y la salud humana, sino que además depende de recursos finitos, lo que hace inevitable el agotamiento de sus reservas.
Ante esto, las energías renovables o alternativas se presentan como la mejor respuesta ante este grave problema global.
Qué son las energías renovables
Las energías renovables son fuentes de energía limpias, inagotables y crecientemente competitivas.
A diferencia de los combustibles fósiles, las energías renovables son diversas, abundantes y tienen un potencial de aprovechamiento en cualquier parte del planeta.
A todo esto, se le suma que no producen gases de efecto invernadero, ni emisiones contaminantes.
Otro rasgo distintivo de estas energías renovables es que, con los avances tecnológicos y el conocimiento sobre las mismas, sus costes tienden a evolucionar hacia la baja de forma progresiva, mientras que con las energías de origen fósil nos encontramos con una tendencia al alza en los mismos.
El cambio del modelo energético que implica la tan necesaria transición energética está constituido por una variedad de formas de energías renovables que ya compiten de igual a igual con los combustibles fósiles y la energía nuclear.
Entre estas energías renovables nos encontramos con la energía solar, la eólica, la hidroeléctrica, la geotérmica, la mareomotriz, la olamotriz, la biomasa (biocombustibles y biogás) y el hidrógeno verde.
De todas ellas, hasta el momento, las que mayor notoriedad han adquirido en España son la energía solar y la eólica.
Las condiciones orográficas y climáticas del país han favorecido su desarrollo en distintas áreas y regiones, además de que el avance tecnológico y la apuesta inversora desde décadas atrás han abaratado sus costes.
La apuesta por estas energías renovables continua, pero a ella se le suma la necesidad de diversificar y poder ofrecer alternativas renovables a los sectores de difícil electrificación, como son el sector del transporte y el industrial, y poder garantizar la disponibilidad y continuidad del suministro energético para todos, resolviendo aspectos como el almacenaje de los excedentes de energía que se obtengan.
Es por esto que se le está dando impulso al desarrollo e implementación de las tecnologías para los gases renovables (biogás, biometano e hidrógeno verde) a través de los objetivos marcados en sus recientes hojas de rutas. Un aspecto importante para captar el interés inversor sobre estas alternativas energéticas.
Ventajas de invertir en energías renovables
A la hora de valorar realizar una inversión en energías renovables a través de fondos de inversión, es bueno conocer las ventajas que conlleva:
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- Las energías renovables son ya una realidad, abarcando actualmente casi la mitad de la electricidad producida en nuestro país.
- La actual situación de crisis climática y ecológica obliga a seguir con el crecimiento y desarrollo de las renovables en los próximos años para lograr un nuevo modelo productivo que garantice un futuro próspero para la humanidad.
- La reducción de los gastos implicados en la obtención de energía por medio de las renovables les permite competir por igual frente al carbón o petróleo, llegando incluso a resultar más económicas.
- Invertir en fondos dedicados a energías renovables implica escapar del continuo vaivén de los mercados y apostar por una megatendencia de futuro que diversifica el riesgo y persigue una rentabilidad a largo plazo.
- Con la inversión en renovables, además de rentabilidad económica, se está apoyando iniciativas y acciones dirigidas a preservar el futuro del planeta.
- Una inversión en renovables es la que aspira a una rentabilidad futura que impacte positivamente tanto en el bolsillo del inversor como en la sociedad y el medioambiente.
Inversión socialmente responsable de la mano de energías renovables
Atendiendo a las ventajas antes mencionadas, la inversión en energías renovables respondería a lo que se denomina una inversión socialmente responsable (o ISR).
Es decir, las que no solo buscan el rendimiento económico de sus activos, sino que también se comprometen a alcanzar un beneficio monetario, produciendo, al mismo tiempo, un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente.
Es estos momentos, España es un mercado de renovables puntero, en el que los niveles de rentabilidad son mayores para el inversor en renovables que en otros países de Europa, y esto es gracias a las políticas públicas de transición energética y descarbonización, que junto con la iniciativa privada, dan impulso a estas energías renovables.