La posición de España en la carrera europea por el biometano

La posición de España en la carrera europea por el biometano

En estos últimos años, el biometano se ha posicionado como una alternativa clave para la transición energética, haciendo que Europa se encuentre inmersa en una carrera estratégica por su producción.

Según lo manifestado en la Conferencia Europea de Biogás, celebrada en Bruselas el pasado mes de octubre (2023), este gas renovable tiene la capacidad de cubrir dos tercios de la demanda europea de gas prevista para 2050. 

Además, acorde con lo aprobado en el plan REPowerEU, el objetivo es llegar a producir unos 35 bcm de biometano en 2030 y poder poner fin a la dependencia del gas natural de Rusia.

No obstante, la realidad es que aún queda camino por recorrer.

La producción actual europea no supera los 21 bcm, aunque se cuenta con más de 1.300 plantas de biometano activas, y mientras, el consumo de gas de Rusia sigue aumentando. Concretamente se importa hasta un 40-50% más que hace año y medio.

Por esto ha sido necesaria una transformación estructural del mercado europeo del biometano, impulsada por la economía circular y la independencia energética.

La Asociación Europea de Biogás prevé inversiones de 6.000 millones de euros en proyectos de biometano en los próximos dos años y un montante total de 12.400 millones para 2030.

El país que lidera la lista en inversión es Alemania, que cuenta ya con una producción de 13 TWh anuales. España ocuparía la cuarta posición, con 11 plantas actuales operativas (455 GWh/año), 200 en fase de proyecto y desarrollo y una inversión prevista de 948 millones de euros.

 

El potencial oculto de España

El escaso desarrollo que ha tenido el biometano en el país se ha visto en parte motivado por la falta de un modelo de negocio claro. Algo que genera incertidumbre sobre la rentabilidad y la demanda del mercado, frenando la inversión.

Aun así, lo cierto es que España oculta un vasto potencial en la producción de este gas renovable. Según un estudio de Sedigas, el país podría producir hasta 163 TWh anuales, lo que impulsaría la creación de 2.326 plantas especializadas, una inversión de casi 40.500 millones de euros, el equivalente al 3,6% del PIB, y generaría unos 62.000 empleos.

Además, las comunidades autónomas que acaparan el 50% de la capacidad nacional son Castilla y León, Andalucía y Castilla-La Mancha, coincidiendo con un amplio desarrollo del sector agropecuario en las mismas. Las deyecciones ganaderas que se generan son uno de los tipos de residuos orgánicos con mayor poder de transformación en biometano.

De hecho, 15 de los 22 Planes Estratégicos de la Política Agrícola Común (PAC) apoyan la producción de biogás y biometano, al permitir la gestión circular de los residuos ganaderos y evitar la emisión de metano a la atmósfera.

 

Una comparativa con el resto de Europa

Un aspecto que resulta llamativo es que, pese a que España es el primer productor ganadero de Europa (los purines representan el 15% del total en la UE), en cuanto a producción de biometano el país ocupa el noveno puesto.

Una situación motivada por la falta de apoyo por parte de las administraciones y por las barreras administrativas, regulatorias, económicas y fiscales. Unas barreras que, pese a los pasos dados con la creación de la Hoja de Ruta del Biogás, aún hay que superar para poder garantizar un desarrollo robusto y estable a medio y largo plazo.

Algo que contrasta con lo que ocurre en otros países europeos, como Dinamarca, el referente en la producción de biometano en Europa. Este país es capaz de cubrir un 40% de su demanda con biometano y aspira a hacerlo en su totalidad en el año 2030.

Por su parte, Francia ya dispone de 600 plantas de biometano que inyectan el gas a la red, y su ritmo de instalación es de 1,5 plantas semanales. Un desarrollo del biometano que sigue un esquema incentivador a partir de la valorización de residuos orgánicos de todo tipo.

En el caso de Alemania, el país dispone de más de 10.000 plantas de biogás, de las que más de 200 han sido transformadas para producir biometano, y cuenta con un plan ambicioso para transformar gran parte del resto. La previsión es que este país se sitúe pronto a la cabeza de la UE como productor de este gas renovable.

 

Desafíos y oportunidades

España se enfrenta al riesgo de perder el tren del biometano. A pesar de ser el tercer país europeo por potencial de producción, preocupa la falta de ambición en los objetivos.

El nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), recientemente aprobado por el Gobierno, plantea un objetivo de 20 TWh de consumo de biogás en 2030. Una cifra que duplica el objetivo anterior, pero que para el biometano apenas llega al 4% del potencial que tiene el país.  

Además, el nuevo plan no especifica ningún objetivo de inyección de biometano en red, en contra del objetivo indicativo del 13% marcado por la Comisión Europea.

Esto sitúa a España en una encrucijada de cara a la carrera europea por el biometano. A pesar del potencial del país y la necesidad de diversificar las fuentes de energía, aún son necesarias respuestas claras y medidas concretas que permitan hacer frente a los desafíos y aprovechar todo el potencial. 

Superar las barreras administrativas, regulatorias, económicas y fiscales, son pasos cruciales para posicionar a España en la posición que le corresponde en esta carrera europea por el biometano.

 

Desde Genia Bioenergy ponemos a disposición todo nuestro conocimiento y experiencia en la producción de gases renovables a partir de la valorización de residuos orgánicos para contribuir al despliegue del biometano en nuestro país.

 

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