Nos encontramos en un momento de transición energética. Un cambio necesario de patrones de crecimiento y desarrollo, que nos permita caminar hacia la sostenibilidad y hacer frente a los actuales desafíos medioambientales, como son el cambio climático o el agotamiento de los recursos naturales.
En esta transición energética, uno de los retos de innovación y desarrollo que hay que afrontar es la producción de bioenergía en forma de gas renovable. Un recurso energético que propicia un futuro neutro de carbono, cuya producción tiene lugar bajo el enfoque de la economía circular.
El gas renovable, tanto por su papel de almacenamiento de energía, como por su capacidad de sustituir de forma gradual al gas fósil, es el vector energético de un futuro neutro en carbono.
¿Qué es el gas renovable?
El gas renovable es el que se obtiene a partir de fuentes renovables como son los residuos orgánicos. Y dentro de este tipo de gases, podemos distinguir entre el biogás, los gases sintéticos y el hidrógeno verde.
El biogás se obtiene a partir de la digestión anaeróbica de los residuos orgánicos (domésticos, industriales, agrícolas, ganaderos, lodos de depuradora o urbanos). Si este biogás se depura y enriquece mediante procesos de upgrading, se obtiene el biometano: un gas renovable de mejor calidad, que puede ser inyectado en la actual infraestructura de redes de gas, para los usos habituales que se le dan al gas fósil.
La tecnología para producir este biometano es la más madura a día de hoy, lo que lo convierte en el mayor exponente de gas renovable.
Los gases sintéticos o syngas se obtienen mediante un proceso de gasificación térmica de los residuos forestales o agrícolas. Su producción contribuye a la limpieza de bosques, evitando el riesgo de incendios.
En el caso del hidrógeno verde, su producción es a partir de electricidad renovable mediante electrólisis del agua, obteniendo de esta manera hidrógeno renovable y oxígeno.
Este gas constituye una alternativa a las baterías como modo de almacenar la energía eléctrica generada por las renovables. El hidrógeno puede ser inyectado en el sistema gasista hasta unos porcentajes del 20%-30%, por lo que se aprovecha su elevada capacidad de almacenamiento para cubrir necesidades de carácter estacional, algo que con las baterías es difícil de satisfacer. Su uso es el que está más avanzado en Europa.
Los gases renovables pueden emplearse para la producción de energía eléctrica y térmica, como carburante para vehículos o puede inyectarse directamente a la red de gas natural.
¿Quieres saber por qué el biogás en uno de los combustibles del futuro?
El gas renovable y la economía circular
Desde los años 70, el gas natural ha venido desplazando los usos de otras energías más contaminantes, contribuyendo así a la descarbonización de la economía y a la mejora del aire que respiramos.
Aunque a día de hoy, el gas natural sigue siendo la energía convencional de suministro continuo más respetuosa con el medio ambiente, su sustitución paulatina por gas renovable es ya un hecho. De este modo, el gas renovable se convertirá en la energía renovable de uso convencional con emisiones cero.
El hecho de que la producción de gas renovable tenga lugar a partir de los residuos orgánicos, hace que su uso se sitúe dentro del modelo de economía circular. A esto se le suma que su empleo tiene un balance neutro e incluso negativo de emisiones netas de CO2, por lo que contribuye a la descarbonización de la economía y a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
La producción de gas renovable, reduce la dependencia energética exterior, puesto que es una energía que se genera localmente, en muchos casos en zonas rurales, y con capacidad de almacenamiento. Y esto, de forma derivada, contribuye al desarrollo rural y a la creación de empleo en los entornos agrícolas y ganaderos.
Que se den todos estos aspectos es imprescindible para poder garantizar una transición energética justa. Además, la producción y uso de gas renovable se ha convertido en un elemento clave para la consecución de los objetivos climáticos europeos: alcanzar un 32% de energía renovable y reducir un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero.
Asimismo, esta energía estaría en línea con lo recogido en la Comunicación de la Comisión Europea sobre “El papel de la transformación de los residuos en energía”, al ser generada a partir de los residuos orgánicos y poder ser empleada para todo tipo de usos (domésticos, industriales o de transporte).
La capacidad de almacenaje del gas renovable y de poder usar las infraestructuras disponibles de gas natural resuelve, además, otros problemas. Por un lado, el de la no-simultaneidad de la producción y la demanda que tiene el resto de energías renovables. Y, por otro lado, evita la realización de nuevas inversiones para la transformación de infraestructuras para el almacenaje o distribución.
La producción de gas renovable es una realidad europea incuestionable en el camino hacia la descarbonización de la economía (Pacto Verde Europeo) y España debe seguir esta senda. Para ello, se están dando los primeros pasos que den impulso a la producción de este tipo de energía renovable y su papel en la economía circular.
Entre estos primeros pasos, vemos que ya aparece en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) una medida en exclusiva, que incentiva la promoción de los gases renovables y en las diferentes medidas legislativas con respecto a los residuos.
Por otro lado, también se están preparando las hojas de ruta del hidrógeno (ya aprobada) y el biometano, por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, que creará el marco regulativo adecuado para permitir desarrollar estas bioenergías, tal y como han hecho otros países europeos.
España es el tercer país europeo con potencial de generación de biometano (detrás de Francia y Alemania) y el que tiene más potencial para la generación de hidrógeno (detrás de Reino Unido). Marcar una senda de objetivos a 2030 y 2050 y disponer de un marco normativo que posibilite su desarrollo son dos aspectos clave necesarios para que sea una realidad.
En Genia Bienergy apostamos por el desarrollo de estas energías renovables. Por ello, ofrecemos un servicio integral para la generación de gas renovable que permite el desarrollo de economía circular y la descarbonización de la economía.