GNL como combustible marítimo

El futuro del gas natural licuado como combustible marítimo

El sector del transporte es responsable de un consumo energético equivalente al 28% de la demanda energética mundial y del 23% de las emisiones mundiales de CO2, según reflejan los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

En España, además, esa demanda energética llega a alcanzar el 40% del total.

Esto, ante la actual situación de crisis climática, debe cambiar. En estos momentos, es imprescindible hacer la transición hacia una movilidad sostenible en el transporte terrestre, ferroviario y, especialmente, en el marítimo.

En este último, el fueloil que se utiliza como combustible resulta muy contaminante. Según la misma AIE, su combustión supone el 2,11% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI). Algo que preocupa, ya que, sin las medidas oportunas, en 2050, las emisiones procedentes de buques aumentarán hasta un 250% más. 

Ante esto, desde Europa se ha aprobado un nuevo reglamento que restringe el contenido de azufre del fueloil, limitando las emisiones de esta sustancia al 0,1% en las zonas ECA (mar Báltico, Mar del Norte y costas de los EE.UU. y Canadá) y a 0,5% en el resto.

El control sobre esta medida se aplicará a motores principales y auxiliares, calderas y generadores de gas inerte. Con ello, y una vez se adapte la actual Ley de Puertos al nuevo Reglamento Europeo, supondrá una mejora sanitaria y ambiental, así como una limitación para el uso de hidrocarburos convencionales.

Este nuevo Reglamento Europeo ha motivado el impulso de iniciativas estratégicas para el uso de gas natural licuado (GNL) en el transporte marítimo, al considerarse éste como una alternativa sostenible y viable a corto plazo.

Entre estas iniciativas tenemos los proyectos para el desarrollo de dos bunkering para el abastecimiento de GNL en los puertos de Algeciras y Barcelona.

Ambos proyectos cuentan con el apoyo de la Comisión Europea a través de los programas Conectar Europa (Connecting Europe Facility) para promover el transporte sostenible y eficiente, y están coordinados por Enagás, dentro de la estrategia institucional “LNGhive2”, liderada por Puertos del Estado.

El objetivo de estas iniciativas es potenciar el desarrollo del mercado de GNL como combustible marítimo y garantizar el suministro en los puertos.

 

Movilidad sostenible con GNL

El GNL es gas natural que ha sido procesado para ser transportado en forma líquida. Su empleo como combustible permite reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno en torno al 80-90%, las emisiones de CO2 en un 20-30% y las de óxidos de azufre y partículas en un 100%, respecto a los combustibles tradicionales.

Además, su coste puede ser de hasta un 30% menor al de los combustibles tradicionales.

El GNL resulta ser un combustible abundante, económicamente competitivo y con un menor impacto medioambiental, lo que permitiría alcanzar los objetivos de descarbonización de la Unión Europea.

Esto lo ha convertido en una alternativa sostenible y viable a corto plazo para la movilidad en el transporte marítimo, pero también en el terrestre y ferroviario; sectores donde resulta complicada la electrificación.

 

Convertir el gas natural gaseoso en GNL

Pasar de gas natural, en estado gaseoso, a GNL requiere de un proceso de enfriamiento en el que el gas alcanza temperaturas de -162˚C.

Esto se debe a que el gas natural está compuesto por un 95% de metano, cuyo punto de ebullición a presión atmosférica está próximo a los -160 ˚C, por lo que la licuefacción se produce por debajo de esa temperatura.

El GNL es, por tanto, un líquido criogénico. 

Este paso de gas a líquido se realiza en plantas de licuefacción en los países productores de gas natural.  Allí, el GNL es cargado en metaneros con destino a los distintos países en los que está previsto su consumo, como por ejemplo España.

En este estado líquido, el volumen que ocupa el gas natural es de hasta 600 veces menor, lo que facilita y abarata el proceso de almacenamiento y transporte. Eso sí, los contenedores para su almacenamiento y transporte deben ser recipientes aislados que permitan mantener este estado líquido.

Las características físicas y químicas del GNL lo hacen un combustible inodoro e incoloro, que no resulta tóxico ni corrosivo, lo que supone otra ventaja más para su empleo en el transporte.

En caso de un derrame en tierra o agua, se evaporaría y elevaría a la atmósfera, sin dejar residuos, al ser un 25-40% más liviano que el aire, y resulta menos inflamable que otros combustibles.

Todas estas características y ventajas hacen del GNL la alternativa actual con más viabilidad para lograr una transición hacia la movilidad sostenible, especialmente en el transporte marítimo.

Las reservas actuales de gas natural permiten el abastecimiento de GNL durante las próximas décadas, al tiempo que se desarrollan otras tecnologías, como la del biometano o el hidrógeno, capaces de reemplazar al gas natural de origen fósil en sectores como el transporte pesado u otros.

Estas alternativas basadas en biometano (bio-GNL) o hidrógeno permitirían garantizar una independencia energética respecto a los países productores de gas natural, al tiempo que supondría el uso de energía renovable.

Por tanto, es muy probable que el avance en la transición energética y la movilidad sostenible tenga lugar a través de un mix energético, donde los gases renovables vayan reemplazando progresivamente al gas natural, sobre todo en aquellos sectores de difícil electrificación, como es el transporte marítimo.

Desde Genia Bioenergy queremos contribuir a este avance y para ello, ofrecemos un servicio integral para la generación de gas renovable que permita la transición hacia una movilidad sostenible.

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