El papel de los gases renovables en el desarrollo rural

La transición energética es el mecanismo con el que hacer posible la descarbonización de la economía y, así, poder hacer frente al cambio climático.

Esta transición energética supone un cambio estructural en la forma de producir y consumir energía. 

Un cambio que implica el uso de energías alternativas renovables y limpias, a partir de recursos naturales disponibles, con bajas emisiones y que sean eficientes.

En la actualidad, la energía convencional de suministro continuo es el gas natural de origen fósil, por lo que uno de los objetivos de esta transición energética es lograr su sustitución paulatina por los gases renovables.

Esta sustitución convertiría a los gases renovables en la energía renovable de uso convencional con cero emisiones.

Una energía renovable con la que reducir la dependencia energética exterior, al poder generarla de forma local, que puede usar las infraestructuras ya disponibles de gas natural y con capacidad de almacenamiento.

Y gracias a esto, poder resolver problemas como la no-simultaneidad de la producción y la demanda que tienen otras renovables, evitar tener que realizar nuevas inversiones para la transformación de infraestructura de almacenaje o distribución, y contribuir al desarrollo rural y la creación de empleo en entornos agrícolas y ganaderos (reto demográfico), garantizando una transición energética justa.

Las Estrategias de Transición Justa y Reto Demográfico del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) cuentan con esta energía renovable como vía para descarbonización y la generación de empleo en el transporte y la industria, haciendo especial énfasis en la creación de empleo verde en el medio rural.

Para ello, se ha creado un marco regulatorio adecuado que permita el desarrollo de los gases renovables a través de las Hojas de Ruta del hidrógeno y del biogás.

 

El desarrollo rural en las Hojas de Ruta de los gases renovables

 

El hidrógeno verde y el biogás se pueden generar de forma deslocalizada, evitando la despoblación rural, creando valor económico y empleo, y planteando sinergias con las necesidades de reactivación económica de las zonas en proceso de transición justa.

Esta implicación con la transición justa se contempla en las Hojas de Ruta de ambos gases renovables a través de una serie de medidas incluidas en los instrumentos transversales. 

En la Hoja de Ruta del hidrógeno, estas medidas son:

  • Potenciar nuevos núcleos energéticos de producción de hidrógeno renovable que contribuyan a evitar la despoblación rural y a conseguir los objetivos de reto demográfico, con especial atención a las regiones de transición justa.
  • Trabajar para que los diferentes mecanismos de apoyo al hidrógeno ponderen entre los criterios para su adjudicación, un criterio de priorización para las zonas de Transición Justa.
  • Buscar sinergias entre las infraestructuras energéticas de las zonas de Transición Justa y las líneas de actuación de la Hoja de ruta del Hidrógeno.
  • Favorecer la producción de hidrógeno a partir de biogás sostenible en los casos en los que suponga una solución medioambiental y económicamente más eficiente que el hidrógeno renovable procedente de la electrólisis.

En el caso del biogás, las medidas relativas a la transición justa y reto demográfico recogidas en su Hoja de Ruta son:

  • Apoyar proyectos de biogás en zonas de transición justa.
  • Potenciación del uso de biogás por parte de las administraciones públicas y acercamiento de este combustible a la ciudadanía.
  • Promover la implicación de la ciudadanía en la separación selectiva en origen de los biorresiduos de competencia local.
  • Promocionar la creación de comunidades energéticas locales en el sector agropecuario.
  • Impulsar el desarrollo del conocimiento del personal de las administraciones públicas implicadas.
  • Crear grupos de trabajo con el sector de biogás y las asociaciones de residuos y agropecuarias.
  • Coordinar la participación y realizar el seguimiento de proyectos europeos relacionados con la generación de biogás.

 

Biogás para el desarrollo rural sostenible

El biogás puede obtenerse a partir del tratamiento anaerobio de residuos agroalimentarios, municipales y lodos de depuradora, lo que hace que sea un gas renovable con alto potencial en España.

Su producción a partir de estos residuos contribuye a la vertebración del territorio y al desarrollo económico de las zonas rurales.

Una de las apuestas para su desarrollo es llevar a cabo una producción de proximidad y con fines de autoconsumo, a través de la gestión sostenible de los residuos orgánicos generados por los sectores agroalimentarios.

Así, por ejemplo, en las granjas ganaderas, la tecnología para la producción de biogás a partir de purines supone una oportunidad para dar valor a estos residuos orgánicos, al tiempo que mejora la sostenibilidad de la explotación y su impacto en el medio ambiente.

La gestión de estos residuos dejaría de ser un gasto para la granja y se convertiría en un ahorro de energía, al emplear el biogás producido para el propio autoconsumo de la explotación.

Otro ejemplo del potencial del biogás en el desarrollo rural lo tenemos en el proyecto de valorización energética de la paja del arroz generada en La Albufera de Valencia para producir biogás y biometano.

Un proyecto en el que participa Genia Bioenergy, junto a otras tres empresas (Enagás Renovables , Naturgy y Nedgia) y la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de Valencia, con el que se pretende dar solución a la problemática ambiental y social que genera este residuo.

La producción de biogás a partir de la paja del arroz permitirá gestionar 50.000 toneladas de este residuo y producir unos 87 GWh de biogás y biometano al año. Esto equivale a más del 15% del consumo de gas natural de la ciudad de Valencia y ahorraría la emisión de 130.000 toneladas de CO2 a la atmósfera.

Este proyecto constituye una iniciativa pionera aplicable en otras zonas rurales del país, donde se cultiva también el arroz (Delta del Ebro, Extremadura o marismas de Guadalquivir), fomentando así el desarrollo económico sostenible del medio rural y su cohesión territorial.

 

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