Cómo optimizar la gestión de residuos de granjas ganaderas

Los grandes volúmenes de residuos de granja que se generan tienen un alto potencial contaminante de aguas superficiales y subterráneas, del suelo y del aire (emisiones de gases nocivos y malos olores).

A su vez, en su mayor parte son residuos biodegradables, materia prima que puede resultar útil para otras actividades productivas y de gran valor agronómico. 

Es por esto que se hace necesario realizar una adecuada gestión de los residuos de granjas, que se ajuste a la normativa vigente, para evitar los daños medioambientales y poder aprovecharlos, siguiendo el modelo de economía circular. 

 

Principales residuos de granjas ganaderas

Los residuos ganaderos se generan como resultado de la cría intensiva o extensiva de ganado en cualquiera de sus tipologías. Los principales residuos que se producen son de composición orgánica:

  • Estiércoles.
  • Purines.
  • Gallinaza

Por purines entendemos la materia orgánica formada por los excrementos sólidos y líquidos del ganado, los restos de alimentos y las aguas residuales procedentes del lavado del conjunto de la explotación.

Estos residuos tienen un alto contenido en nitrógeno y de forma tradicional, se usaban para fabricar abonos y compost. En la actualidad, estos usos están muy limitados por la normativa, dado el riesgo de contaminación del suelo y aguas subterráneas que conlleva.

Los estiércoles estarían compuestos por los excrementos de los animales y material vegetal añadido (paja, serrín o matorrales). Constituye un abono orgánico constituido por ácidos grasos volátiles, proteínas, polisacáridos y lípidos, entre otros. Su uso también está regulado por los olores y gases con efecto invernadero que emiten.

La gallinaza vendría a ser los excrementos o estiércol procedentes de las granjas avícolas, también con propiedades para su uso como abono y fertilizante.

Para hacernos una idea de la cantidad de estiércoles y purines que se generan al día en una granja, se acepta que su valor promedio es el 7% del peso vivo del animal.

Estos residuos orgánicos derivan en una serie de problemas medioambientales si no son gestionados de forma adecuada:

  • Atmosféricos: malos olores, gases asfixiantes, gases irritantes, desnitrificación, aerosoles.
  • Al suelo: variación de pH, efectos depresivos, salinidad, metales pesados, patógenos, exceso de nitratos y nitritos, retención de agua.
  • A las aguas: lixiviación, carga orgánica, eutrofización, patógenos y restos fecales.

La mejor forma de controlar el daño medioambiental que pueden provocar es mediante la prevención. Su adecuado manejo y buenas prácticas de higiene son aspectos claves para conseguirlo.

 

 

 

 

¿Cómo optimizar la gestión de residuos orgánicos de granjas porcinas y avícolas?

Considerando los residuos orgánicos generados de granjas porcinas, por su alto potencial contaminante, podemos especificar que:

  • Los purines y estiércoles que se generan presentan como contaminantes materia orgánica, el N, P, los metales pesados, los microrganismos (bacterias), los gases y olores.
  • Los principales gases que se liberan, con efectos sobre la salud de los trabajadores y los animales, son el sulfuro de hidrógeno (ácido sulfhídrico en disolución acuosa) y el amoníaco.
  • Se pueden dar altas concentraciones de amoniaco derivado de la descomposición de las orinas, que afecta a la salud y crecimiento de los animales.

 

En cuanto a la gallinaza generada en granjas avícolas, encontramos que:

  • Presentarán gran parte del N, P y K que hayan consumido los animales. Es decir, valores del 81%, 88% y 95% respectivamente, debido al pobre rendimiento digestivo de estos animales.
  • La gallinaza fresca genera sulfuro de hidrógeno y algunos compuestos orgánicos que conllevan efectos sobre la salud.

Teniendo en cuenta esto, y partiendo de la idea de que el primer paso para una correcta gestión es la reducción en su generación, este tipo de residuos debe someterse a distintos tratamientos: 

 

Tratamiento físico

Consiste en la eliminación de los elementos gruesos mediante rejillas o tamices, el batido para que adquieran una composición física y química definida, y la separación mecánica, con tamices o sistemas de presión.

Con estos tratamientos, el residuo queda separado en dos partes: una sólida y otra líquida.

La parte sólida se somete a una estabilización durante su fase de almacenamiento, mientras que de la parte líquida se deben eliminar los lodos mediante sedimentación.

Los lodos procedentes de esta sedimentación se llevan a fermentar junto con la parte sólida y el resto líquido se almacena en un depósito hasta el momento adecuado de su reciclado.

Dentro de los tratamientos físicos se encuentran también la deshidratación y la incineración. Estos suponen unos costes elevados en instalaciones y mantenimiento, lo cual no se ve rentabilizado por la escasa revalorización de los productos.

 

Tratamiento biológico

Dentro de este tipo de tratamiento, tenemos el aerobio y el anaerobio.

Los tratamientos biológicos aerobios (digestión aerobia) consisten en desarrollar un cultivo de bacterias en presencia de oxígeno, que utilizará la materia orgánica del residuo para desarrollarse.

Con este tratamiento, una parte de la materia orgánica es degradada, liberándose dióxido de carbono, mientras que otra parte es “contaminada” por bacterias. Este tratamiento es el que se emplea para el compostaje.

En los tratamientos biológicos anaerobios (digestión anaerobia) se siguen procesos idénticos a los anteriores, pero sin la presencia de oxígeno. Para potenciarlo, se puede incorporar a los purines bacterias específicas, enzimas y levaduras, con lo que alcanzan mejores rendimientos. Este tratamiento se produce en los biodigestores para producir el biogás.

El proceso controlado de digestión anaerobia es idóneo para la reducción de emisiones de efecto invernadero, el aprovechamiento energético de los residuos orgánicos y para mantener y mejorar el valor fertilizante de los productos tratados.

 

¿Quieres saber más sobre los sistemas de tratamiento de la materia orgánica?

 

Con el tratamiento adecuado en cada caso, los estiércoles y purines son susceptibles de ser aprovechados como:

  • Fertilizantes orgánicos

Esta opción está limitada en la actualidad, pero puede usarse parcialmente, respetando la normativa legal y usando métodos que minimicen el impacto medioambiental.

  • Producción de biogás

El biogás es un gas renovable compuesto principalmente de metano y dióxido de carbono, que se obtiene como resultado de la fermentación o digestión anaerobia. Esto permite su aprovechamiento para generar energía eléctrica y térmica.

La promoción e implantación de sistemas de producción de biogás colectivos (varias granjas), y de codigestión (tratamiento conjunto de residuos orgánicos de diferentes orígenes) permite la implantación de sistemas de gestión integral de residuos orgánicos por zonas geográficas, con beneficios sociales, económicos y ambientales.

En Genia Bioenergy te ayudamos a cumplir con la normativa vigente en la gestión de purines, resultando además rentable, gracias a la generación de energía. Lo hacemos posible mediante la instalación de una planta de biogás.

 

 

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