El Acuerdo de París, firmado por 55 países y en vigor desde el 4 de noviembre de 2016, fijó el objetivo de promover todas las medidas necesarias para evitar que el calentamiento global supere los 1,5˚ C.
Para poder cumplir con este compromiso, la Unión Europea (EU) aprobó, en 2020, el Pacto Verde Europeo: Un conjunto de iniciativas políticas con el objetivo de luchar contra el cambio climático y de convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro en el 2050.
No obstante, estamos en una situación de emergencia climática y los efectos negativos del cambio climático están haciéndose evidentes a nivel global. Y ante problemas globales, se necesitan respuestas globales.
Esto ha llevado a celebrar la Cumbre Internacional sobre Clima y Energía, que ha reunido a los Ministros de energía y medio ambiente de decenas de países, para construir una gran coalición internacional y poder alcanzar el objetivo del Acuerdo de París a las puertas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28).
La Cumbre Internacional sobre Clima y Energía
Durante la celebración de la Cumbre, en la que han estado reunidos más de 40 ministros fueron tratados los siguientes puntos, en torno a las energías renovables:
- Triplicar los objetivos renovables.
- Garantizar un despliegue de las energías renovables que sea visto como una oportunidad, tomando en consideración las demandas de la población local.
- Contar con los materiales necesarios y con la cadena de valor para disponer de los productos que requiere ese despliegue.
- La frustración de algunos países donde la elevada inversión dificulta el despliegue de las renovables.
Tras tratar estos temas, sin llegar a una declaración consensuada, todos los ministros reunidos respaldaron la necesidad de triplicar la potencia instalada en energía renovable, así como duplicar la eficiencia energética, seguir trabajando en la reducción de las emisiones de metano en el sector energético y favorecer otras alternativas.
Además de esto, también son necesarios otros aspectos que reforzar como el garantizar el acceso universal a la energía, el coste de capital, contar con herramientas que reduzcan el riesgo de las inversiones o la cualificación y profesionalización del personal.
Dentro del debate ha habido consenso en cuanto a la reducción y salida de los combustibles fósiles, siempre con garantía de seguridad en el suministro energético, de forma asequible y sostenible. En este sentido, se ha remarcado la importancia de que no haya nuevas explotaciones de combustibles fósiles, en particular del carbón y la necesidad de eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles.
El mensaje final que queda tras este encuentro internacional es que no nos encontramos en la senda correcta para cumplir con el objetivo del Acuerdo de París, pero aún estamos en condiciones de poder asegurar su cumplimiento si aceleramos el proceso. Nos encontramos ante una carrera contrarreloj.
La respuesta internacional depende de que haya más compromiso, más acción, más coordinación y más gobernanza y, para ello, la próxima COP28 será decisiva en cuanto a política climática. En ella se evaluará por primera vez, y de forma oficial, el cumplimiento del Acuerdo de París.
La Cumbre Internacional sobre Clima y Energía no ha acabado con una declaración consensuada, pero sí ha permitido identificar los puntos de encuentro y extraer diferentes conclusiones que faciliten la toma de decisiones en la próxima COP28.
Los gases renovables y su potencial en el mix energético
La crisis energética desencadenada por la invasión rusa a Ucrania ha servido de acelerador de la transición energética en Europa, a través del plan REPowerEU.
Este plan, junto al Fit for 55, ha pretendido transformar el sistema energético europeo de forma estructural, reduciendo el consumo y sustituyendo los combustibles fósiles con electricidad y gases renovables (biometano e hidrógeno).
En el caso de los gases renovables, esta situación los ha situado en un puesto destacado, dada sus ventajas medioambientales, socioeconómicas y técnicas para el sistema energético, ya que aportan una mayor fiabilidad y flexibilidad al sistema.
Los gases renovables tienen la capacidad de reducir la dependencia energética del exterior y permiten la descarbonización de sectores de difícil electrificación, como la industria intensiva en consumo energético y el transporte.
En el caso del biometano, este destaca por su potencial a corto y medio plazo, dentro del mix energético. Su tecnología se encuentra madura y la capacidad de producción en Europa puede llegar a cubrir el 20% de las importaciones de gas ruso en 2030.
De hecho, el plan REPowerEU incluye un Plan de acción del biometano, con la creación de la Alianza Industrial del Biometano e incentivos financieros para aumentar la producción a 35 bcm para 2030, lo que supone un crecimiento sustancial en su producción a nivel europeo.
Un desarrollo del biometano que también contribuirá a un sistema integrado de energía neta cero y ayudará a Europa a adoptar la economía circular, con la valorización de los residuos orgánicos y de los digeridos.
Por su parte, el hidrógeno renovable se presenta como una alternativa energética de futuro, en especial para lograr un transporte cero emisiones, con un objetivo en el plan REPoweEU de alcanzar los 10 millones de toneladas de producción nacional y 10 millones de toneladas de importaciones para 2030.
Este gas renovable y sus derivados son una solución necesaria para alcanzar los ambiciosos objetivos de descarbonización que plantea la exigente regulación europea en todos los modos de transporte.
Hay numerosos proyectos anunciados en torno al hidrógeno renovable, pero, para que este gas renovable pueda resultar competitivo, es necesario el desarrollo de la infraestructura asociada como, por ejemplo, una red de estaciones de servicio. Algo para lo que se reclama un mayor apoyo por parte de la administración.
El mercado del hidrógeno será competitivo cuando se hayan adaptado las infraestructuras existentes y desarrollado otras nuevas. Un proceso más a largo plazo que en el caso del biometano, el cual puede sustituir al gas natural, utilizando sus mismas infraestructuras.
En cualquier caso, en la próxima COP28 veremos en qué punto estamos en cuanto a los compromisos del Acuerdo de París y la necesidad de triplicar el objetivo renovable, donde los gases renovables destacan como alternativa energética para acelerar la descarbonización y alcanzar la neutralidad climática.