Biogás a partir de biorresiduos de difícil tratamiento

Biogás a partir de biorresiduos de difícil tratamiento

Los biorresiduos se refieren a cualquier material orgánico que se desecha, tales como desechos de alimentos, desechos de jardín, desechos agrícolas y lodos de aguas residuales.

Unos residuos orgánicos que contribuyen significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero y otros problemas ambientales cuando no se gestionan adecuadamente.

La digestión anaeróbica para la producción de biogás a partir de estos biorresiduos es una solución a su gestión, permitiendo su valorización como recursos valiosos para la producción de energía renovable y fertilizantes o enmiendas para suelo.

De esta forma, el interés en la producción de biogás a partir de los biorresiduos ha experimentado un “boom” de proyectos en España, donde se están logrando avances en investigación y desarrollo para lograr la valorización energética de aquellos biorresiduos que, hasta ahora, han resultado de difícil tratamiento y habían supuesto un problema y un coste considerable para sus productores.

Algunos ejemplos de estos biorresiduos de difícil tratamiento son la paja del arroz, que queda tras la cosecha de este cereal, y el alperujo resultante de la producción de aceite.

 

Innovación en la valorización energética de biorresiduos

El desarrollo de proyectos innovadores está permitiendo afianzar la producción de biogás a partir de los biorresiduos como una vía eficiente para la producción de energía renovable y como alternativa de economía circular para la gestión sostenible de estos residuos.

Estos proyectos han sido posibles gracias a la colaboración conjunta de empresas, centros de investigación y administraciones. Y en algunos de ellos, Genia Bioenergy ha podido participar, aportando su know-how en la obtención de biogás a partir de residuos lignocelulósicos (serrines y restos de poda).

Dos de estos proyectos son:

 

Paja de Arroz

La experiencia previa de Genia Bioenergy, en cuanto a la valorización de otros subproductos con alto contenido en lignocelulosa (madera y restos de podas), ha servido para aplicar este conocimiento en dar una solución a la gestión de la paja del arroz.

La paja del arroz es un biorresiduo que, por su alto contenido en sílice, no sirve como alimento para el ganado, y tampoco resulta fácil de almacenar por el riesgo de autocombustión.

Estas características han llevado a los agricultores de todo el mundo o bien a la quema de los rastrojos sobrantes, provocando emisiones de CO2 y molestias a las poblaciones cercanas, o bien a su mezcla con la tierra de los campos inundables, provocando anoxia en las aguas con la putrefacción del material.

La aplicación de un proceso de biodigestión permite degradar la paja del arroz, generando biometano y digestatos. Estos últimos con potencial de uso como fertilizantes orgánicos.

De esta forma, se estarían reduciendo las emisiones de CO2, al tiempo que se genera energía, se ahorra en consumo de agua y se obtienen otros subproductos de valor añadido, los digestatos.

Considerando que La Albufera de Valencia tiene una superficie cultivable de 15.000 hectáreas, en las que se generan más de 90.000 toneladas de residuo de paja del arroz, aplicar la tecnología del biogás para su gestión vendría a evitar la emisión de unas 15.564 toneladas equivalentes de CO2/año, el equivalente a plantar 3.891 árboles para mitigar esas mismas emisiones.

 

SAPAL

El alperujo resultante de la obtención de aceites de oliva en las almazaras es otro de los biorresiduos difíciles de gestionar. Se trata de un líquido con fuerte olor y con alta carga contaminante, compuesto de hueso, orujo y alpechín. Tiene una alta concentración de polifenoles y las bacterias anaerobias son muy sensibles a él.

Con el proyecto SAPAL, un CDTI colaborativo entre Oleostepa y Genia Bioenergy, se han desarrollado bacterias resistentes a estos polifenoles para poder aprovechar este biorresiduo para la producción de biogás y compost, logrando con ello una gestión sostenible de este recurso.

De esta forma, las almazaras van a disponer de una alternativa para el tratamiento del alperujo que les proporcionará una mayor independencia de terceros, la obtención de energía renovable propia y fertilizantes orgánicos, en un modelo de economía circular.

Además, al mismo tiempo, estarían neutralizando el impacto medioambiental derivado de la acumulación o vertido de este biorresiduo (fitotoxicidad, malos olores, contaminación del suelo, etc).

Como beneficio añadido, la utilización del alperujo para la producción energética garantiza la retirada continua del biorresiduo, permitiendo a las almazaras trabajar sin interrupción, optimizando su producción y minimizando los tiempos de almacenamiento de la aceituna, con una clara ventaja en cuanto a la calidad final del aceite producido.

El aprovechamiento del alperujo, junto a otros sustratos, para la producción de biogás en plantas de autoconsumo o en mancomunidad supone una mejora medioambiental. Esta forma de gestión evita la emisión de gases de efecto invernadero, la contaminación de suelos y aguas, y promueve la descarbonización energética mediante recursos renovables.

La gestión de la paja del arroz y el alperujo mediante su aprovechamiento para la producción de biogás o biometano no solo supone una mejora medioambiental. La instalación de plantas de biogás de autoconsumo o en mancomunidad permiten también el desarrollo rural y está acorde con las estrategias de transición energética justa y reto demográfico, al favorecer la creación de actividades económicas vinculadas a la tecnología y productos obtenidos, y con ello, la creación de empleo.

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