El gas natural y el biometano juegan un papel clave como fuentes de energía en la transición energética.
El gas natural es una mezcla de hidrocarburos, principalmente metano (CH4), con pequeñas cantidades de otros gases como etano, propano, butano y nitrógeno. Se trata de una fuente de energía fósil que se extrae de yacimientos subterráneos y sus aplicaciones incluyen el uso doméstico, industrial y como combustible para vehículos.
Por su parte, el biometano es un gas renovable producido a partir de la purificación del biogás, que se genera por la descomposición anaerobia de materia orgánica como residuos agrícolas, lodos de depuradora y residuos sólidos urbanos.
El biogás crudo se compone de metano, dióxido de carbono (CO2), vapor de agua y trazas de otros gases. La purificación elimina el CO2 y otros componentes no deseados, produciendo un gas con características similares al gas natural.
Sin embargo, aunque similares en composición y características, existen diferencias significativas entre ambos gases, especialmente en la normativa que los regula.
Normativa y estándares de calidad para el gas natural y el biometano
La normativa para el gas natural, en general, regula la composición, pureza y características físicas del gas para asegurar su seguridad y eficiencia.
En Europa, la norma EN16726 por parte del CEN (Comité Europeo de Normalización) define los estándares de calidad del gas natural y tiene como objetivo mejorar la interoperabilidad de los sistemas de gas en los estados miembros de la UE. Para ello establece una serie de reglas técnicas, como el equipo y la operación de gas a presión.
La norma abarca la composición y propiedades del gas natural, los procedimientos de medición y análisis, así como los requisitos de seguridad y medioambientales aplicables a las infraestructuras de gas.
En ella se especifican los requisitos para el gas natural entregado a través de las redes de transmisión y distribución. Esto incluye límites para varios componentes, tales como metano, etano, propano, butano, nitrógeno, dióxido de carbono y otros hidrocarburos.
La EN 16726 también define las características del gas que influyen en su rendimiento, como el poder calorífico superior e inferior, la densidad relativa, el índice de Wobbe, el contenido de azufre, el punto de rocío de hidrocarburos y agua.
Para asegurar la consistencia y la seguridad del suministro de gas natural, la EN16726 establece métodos de muestreo y análisis para verificar que el gas cumpla con los requisitos especificados. Además, la norma contempla la interoperabilidad del gas natural con otros gases combustibles en el sistema de distribución, asegurando que las mezclas de gas natural y otros gases no afecten negativamente el rendimiento de los equipos que lo utilizan.
Por su parte, el biometano enfrenta un desafío normativo más complejo debido a su origen renovable y variabilidad en la composición inicial del biogás.
Las normas EN16723-1 y EN16723-2 se centran en la inyección, integración y utilización segura del biometano en la red de gas natural y para su uso en el transporte.
Estas normas especifican límites estrictos para componentes como el dióxido de carbono, nitrógeno, oxígeno, hidrógeno y otros componentes menores.
La norma EN16726 establece las especificaciones técnicas y de seguridad para la calidad del gas natural y del biometano inyectado en la red de gas, garantizando que ambos tipos de gas cumplan con los requisitos necesarios para su uso seguro y eficiente. Mientras que las normas EN17623-1 y EN17623-2 proporcionan directrices detalladas sobre los procesos de inyección del biometano en la red de gas natural, abordando aspectos técnicos y de seguridad que aseguran su compatibilidad y rendimiento en sistemas de transporte y distribución de gas.
En la EN17623-1 y EN17623-2 se tienen en cuenta la presencia de componentes específicos del biometano, como son los siloxanos, terpenos, aminas, que deben recibir una atención especializada para garantizar una absorción fluida del biometano.
Comparativa de los estándares de calidad
A diferencia del gas natural, el biometano debe cumplir con regulaciones adicionales para garantizar que su inyección en las redes de gas no comprometa la integridad de la infraestructura ni la seguridad del suministro.
Las normativas específicas para el biometano tienden a ser más estrictas en cuanto a la eliminación de impurezas y la homogeneidad del producto final. Esto implica procesos de purificación y tratamiento más rigurosos y costosos.
La EN16726 establece parámetros precisos para asegurar que tanto el gas natural como el biometano cumplan con ciertos requisitos mínimos de calidad antes de ser distribuidos. Esto incluye la eliminación de compuestos como el sulfuro de hidrógeno y la limitación del contenido de oxígeno para prevenir la corrosión y otros problemas técnicos en la infraestructura de gas.
Las normas EN1623-1 y EN1623-2, por otro lado, abordan específicamente la integración del biometano, detallando los procedimientos necesarios para garantizar que el biometano no sólo sea seguro para inyectar en la red de gas, sino que también mantenga su eficiencia y consistencia en comparación con el gas natural.
Además, las diferencias en la normativa reflejan las particularidades de cada gas. El gas natural, siendo un recurso fósil más homogéneo, tiene una normativa más simplificada y estandarizada, mientras que el biometano, con su variabilidad inherente, requiere una normativa más adaptativa y detallada para asegurar su calidad y compatibilidad.
Esta mayor complejidad normativa para el biometano se traduce en costos adicionales de tratamiento y control de calidad, pero también asegura que su uso y distribución sean seguros y eficientes.
Desafíos y consideraciones técnicas
La integración del biometano en las redes de gas natural plantea ciertos desafíos para el comercio transfronterizo.
La falta de armonización normativa entre diferentes países puede complicar el intercambio de biometano, limitando su potencial de mercado. Por ejemplo, un país puede tener límites más estrictos sobre ciertos contaminantes o impurezas en el biometano que otro, creando barreras para el comercio eficiente de este recurso energético renovable. Esta disparidad normativa puede resultar en la necesidad de tratamientos adicionales para que el biometano cumpla con los estándares de diferentes mercados, aumentando los costos y reduciendo la competitividad.
La Asociación Europea del Biogás (EBA) aboga por la creación de estándares europeos uniformes para facilitar el comercio y asegurar una transición energética más fluida.
La armonización de las normas permitiría un mercado interno europeo más integrado para el biometano, incentivando la inversión y fomentando la innovación en tecnologías de producción y purificación de biometano.
La EBA también destaca la necesidad de mejorar la infraestructura de transporte y distribución de gas para manejar eficazmente el biometano, asegurando que las redes de gas sean capaces de soportar la inyección y el transporte seguro de este gas renovable.
Las diferencias normativas entre el gas natural y el biometano reflejan las características únicas de cada uno. Mientras que el gas natural tiene una normativa bien establecida y relativamente homogénea, el biometano requiere regulaciones más específicas y estrictas debido a su variabilidad y origen renovable.
La creación de estándares de calidad uniformes para el biometano es importante para su integración en las redes de gas y para poder aprovechar sus beneficios ambientales y económicos. La armonización normativa y el apoyo a la infraestructura adecuada son pasos esenciales para hacer posible la transición energética eficiente.