España puede convertirse en la futura potencia de gases renovables a nivel europeo.
El país cuenta con las infraestructuras, el conocimiento y los medios necesarios para impulsar el crecimiento de la generación de biometano y el desarrollo del hidrógeno verde. Ambos, gases renovables que resultan claves para poder hacer frente a la crisis climática, formando parte del mix energético de las renovables.
Además, este interés por los gases renovables se ve también acuciado por la necesidad de reducir la dependencia energética de Europa respecto a Rusia. Una situación que se ha vuelto crítica ante el actual conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
La Unión Europea (UE) importa de Rusia el 40% del gas natural que consume y su objetivo es acabar con esta dependencia en 2027. Para ello, se está elaborando una hoja de ruta en la que se plantean acciones como la inversión en infraestructuras gasistas que permitan diversificar las fuentes de suministros de los Estados miembros.
En este sentido, España, además del potencial para producir gases renovables, puede ser una vía alternativa para el suministro de gas al centro de Europa por su capacidad de almacenamiento, regasificación y su conexión con Argelia.
El país tiene una capacidad total de almacenamiento de gas natural licuado (GNL) para la UE del 35%, y su capacidad total de regasificación es del 27%.
Si, además, se retoma el proyecto de gasoducto que une la Península Ibérica con Francia a través de Cataluña (Midcat), España podría convertirse en un hub (centro de distribución) para el suministro de gas a otros países europeos, según defiende la Asociación Española del Gas (Sedigás).
No obstante, tal como ha insistido la comisaria de Energía de la Unión Europea, Kadri Simson, tras su visita a España en febrero de 2022, además de diversificar las vías de suministro de gas natural a Europa, también hay que invertir en renovables para no requerir de las importaciones de hidrocarburos de otros países.
En este sentido, se destaca el potencial de España para la producción de hidrógeno renovable y el papel crucial que desempeña el proyecto de gasoducto Midcat para el suministro de este gas renovable al resto de Estados miembros.
El hidrógeno es uno de los candidatos a sustituir al gas natural y España puede ser un gran productor debido a la gran disponibilidad de recursos renovables, pero las infraestructuras de conexión con Francia son necesarias como vía de exportación al resto de la UE.
De ser así, España podría convertirse en un hub europeo de gases renovables.
Cómo funcionan los hubs de gas en Europa
Los hubs de gas vienen a ser centros de distribución, físicos o virtuales, en los que el conjunto de agentes (transportistas, traders, consumidores, etc.) pueden intercambiar productos y servicios.
Estos servicios pueden ser físicos, financieros, relacionados con transacciones de gas (transacciones físicas, capacidad de transporte y almacenamiento de gas).
Estos hubs permiten, por tanto, el movimiento del gas y son los centros donde se crean las referencias de precios que regulan el mercado de este recurso energético.
Un hubs físico se corresponde con lugares físicos en los que varios gasoductos están conectados. Estos lugares permiten el trasvase del gas de un gasoducto a otro.
También pueden tener interconectadas instalaciones separadas para el almacenamiento y tratamiento del gas.
Estos hubs físicos suelen situarse en zonas de suministro, donde se reciben grandes volúmenes de gas, que se encauzan hacia los mercados, con poca o ninguna actividad bidireccional.
El operador del hub físico se encarga, tan solo, del trasiego del gas del cliente.
En cuanto a un hub virtual, este representa una zona de balance y puede funcionar de forma casi independiente de las instalaciones físicas.
Un hub virtual facilita la formalización de acuerdos de transporte desde las zonas de suministro hasta los puntos de entrega especificados por los clientes.
También se encargan de proporcionar una localización o mercado, donde los transportistas de gas y traders pueden comprar y vender capacidad de transporte y el propio gas.
España cuenta con las mejores condiciones para el hidrógeno verde
La estrategia de hidrógeno de la UE tiene como objetivo el invertir, al menos, 470.000 millones de euros en la generación de hidrógeno, a partir de fuentes renovables, como la eólica o la fotovoltaica.
España dispone de un gran recurso eólico y solar para abastecer de energía renovable la producción de hidrógeno (vía electrólisis) y, actualmente, cuenta con un total de 71,8 GW de capacidad de electrolizadores planificados de cara a 2030.
Esto convierte a España en el país que más hidrógeno verde producirá en Europa, con un 52% de capacidad, según datos de Hydrogen Europe.
En este sentido, ya hay varios proyectos que se vienen desarrollando. Entre ellos, cabe destacar el HyDeal, considerado el mayor proyecto de hidrógeno renovable a nivel mundial por la propia Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).
Este proyecto es la primera parte de una iniciativa a gran escala, en la que también participan Francia y Alemania, para conseguir 6,6 millones de toneladas de hidrógeno verde durante las próximas dos décadas.
Esto evitaría el equivalente al 4% de las emisiones de CO2 actuales y permitiría suministrar el equivalente al 5% del gas natural importado por España.
El desarrollo de este proyecto seguirá un modelo industrial y financiero disruptivo, que se basa en la integración de cadenas de valor, captación de energía solar, instalación industrial de electrolizadores, despliegue de gasoductos exclusivos para el transporte del hidrógeno y agregación de la demanda energética.
Esto permitirá una conexión directa entre la producción de hidrógeno verde a gran escala y su consumo rentable a largo plazo, de forma sostenible.
El hidrógeno renovable producido por España serviría para abastecer el propio consumo del país, procesos industriales y para ser suministrado a Europa a través de gasoductos, como el futuro Midcat.
Este desarrollo del hidrógeno renovable es clave para contribuir a la descarbonización, pero para que sea posible, es necesario el desarrollo de un mercado del hidrógeno que funcione bien, con normas y certificaciones homologadas en toda Europa.
En esto también se está trabajando, desde foros internacionales, para que esas certificaciones y normas sean conocidas por los socios de la UE a nivel mundial.