El hidrógeno verde como gas renovable

El elemento químico más abundante del mundo es el hidrógeno.

Sus características lo convierten en el combustible ideal: es ligero, almacenable, y no genera emisiones directas de contaminantes o gases de efecto invernadero.

El problema es que no todas las tecnologías existentes para obtenerlo resultan sostenibles. Tan solo el llamado hidrógeno verde cumple este requisito al producirse a partir de energía renovable.

La tecnología más utilizada para obtener este hidrógeno verde es la electrólisis del agua mediante el uso de electricidad renovable. El agua se descompone en oxígeno (O2) e hidrógeno (H2) por medio de una corriente eléctrica continua que se conecta mediante electrodos al agua.

La mayor ventaja de este gas renovable es su capacidad de ser almacenado a presión en tanques específicos. Esto facilita que cuando se necesite, pueda ser canalizado hacia una pila de combustible, donde se une el hidrógeno con el oxígeno procedente del aire para producir energía eléctrica y obtener además agua como subproducto.

Aunque, actualmente, no hay una producción suficiente de hidrógeno verde por el alto coste asociado todavía a los equipos, la situación está cambiando, ayudado a su vez por el abaratamiento de las energías renovables de estos últimos años.

La Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) ha sacado un nuevo informe en el que asegura que el hidrógeno verde puede ser rentable a partir del 2030. 

Las energías solar y eólica tienden a abaratarse, presentando un descenso en los costes del 40% al 80% en la última década, al igual que el coste de las instalaciones de hidrógeno.

Además, proyectos como OCEANH2 avanzan en la optimización de la tecnología para su producción. En este caso, con el diseño y validación de la primera planta de generación, almacenamiento y distribución de hidrógeno verde offshore de España.

Sin duda, el hidrógeno verde se presenta como uno de los protagonistas destacados en las estrategias para lograr la tan necesaria transición energética.

 

El hidrógeno verde una pieza clave en la transición energética 

La descarbonización de la economía mundial apremia, siendo uno de los asuntos centrales de la Agenda 2030. Y para lograrlo es necesaria una transición energética eficaz.

Una transición energética que implica una transformación hacia un sistema energético inclusivo, sostenible, asequible y seguro que proporcione soluciones a los desafíos mundiales relacionados con la energía y cree valor para las empresas y la sociedad.

Es decir, un proceso que permita obtener un equilibrio entre el desarrollo sostenible, el acceso a la energía y la sostenibilidad medioambiental.

Y en este proceso, el hidrógeno verde se está convirtiendo en una pieza clave. La caída de costes en su producción le han dado impulso.

Gobiernos e instituciones de todo el mundo se están comprometiendo con el objetivo de alcanzar la neutralidad en carbono en 2050. Y en este contexto, Europa considera al hidrógeno verde como un combustible clave, siendo el desarrollo de la tecnología para su producción una prioridad para la Comisión Europea.

A día de hoy, existen numerosos proyectos innovadores que apuestan por el hidrógeno verde como la tecnología del futuro.

Los principales sectores hacia los que se dirige su aplicación son el del transporte y la industria. Los que generan una mayor cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero.

En España, según el Avance de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero correspondientes al año 2019 del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, estos sectores fueron los que ocuparon el primer y segundo puesto del total de emisiones en ese año, con un 29% y un 21% respectivamente, cuyo valor bruto se estima que fue de 313,5 millones de toneladas de CO2 equivalente.

El hidrógeno verde se utilizará como combustible en el sector del transporte, fundamentalmente en el transporte pesado y de largas distancias. Y en el caso de la industria, su aplicación irá dirigida a sustituir combustibles contaminantes como el gas natural o el carbón en los procesos de generación de calor.

 

 

 

El hidrógeno verde un combustible renovable

La estrategia presentada por la Comisión Europea para dar impulso al hidrógeno verde está basada en tres pilares complementarios.

El primero de ellos es hacer que el sistema energético sea más circular, por ejemplo, facilitando la reutilización del calor residual de las instalaciones industriales y centros de datos.

El segundo pilar implica la utilización de energías renovables en edificios, industria y transporte, donde tradicionalmente se emplean combustibles fósiles.

Y el tercer pilar de la estrategia consiste en promocionar el uso de combustibles renovables como el hidrógeno verde en sectores difíciles de descarbonizar, como es el caso del transporte pesado.

La hoja de ruta con la que se pretende desarrollar esta estrategia se enmarca en tres fases para el desarrollo de la economía del hidrógeno limpio:

1ª) Entre 2020 y 2024, el objetivo es descarbonizar la producción de usos actuales del hidrógeno, como el sector químico, y promoverlo en nuevas aplicaciones.

2ª) Entre 2024 y 2030, el hidrógeno debe convertirse en una parte intrínseca del sistema energético. Su uso se ampliará a sectores como la producción de acero o el transporte de camiones y trenes.

3ª) Hasta 2050, las tecnologías del hidrógeno verde deberán alcanzar su madurez y desplegarse a gran escala para llegar a los sectores donde resulta más difícil la descarbonización.

Y para ello, Bruselas plantea 38 acciones. Entre ellas se encuentran revisar la legislación energética actual, dar apoyo financiero a la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías y herramientas digitales, adopción de medidas fiscales por parte de los Estados miembros, reformar la gobernanza del mercado y la planificación de infraestructuras, y eliminar de forma paulatina las subvenciones a los combustibles fósiles.

Todo un camino a seguir para avanzar hacia un sistema energético integrado, que haga posible una descarbonización efectiva, asequible y profunda de la economía europea. Un camino en el que Genia Bioenergy te puede acompañar.

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