Sostenibilidad en la gestión del agua en las energías renovables

Sostenibilidad de la gestión del agua en las energías renovables

El agua es un recurso natural limitado cuya demanda no deja de crecer.

Según el Informe Mundial sobre Desarrollo de Recursos Hídricos de las Naciones Unidas (2018), se prevé un aumento de la demanda de agua entre el 20-30% para 2050, y vaticina la desaparición de hasta el 40% de los recursos de agua dulce para el 2030.

El consumo humano, comercial, las actividades agrícolas, industriales, la producción de energía, alimentos, etc., requieren del uso de este recurso natural que también se ve amenazado por la contaminación y el cambio climático.

Por ello, es necesario avanzar en la gestión sostenible del agua para preservar este recurso.

El agua y la energía se encuentran fuertemente relacionadas en lo que se denomina “el nexo agua-energía”.

El agua es necesaria para producir, transportar y utilizar casi todas las formas de energía, y la energía es necesaria para la extracción, el tratamiento y la distribución del agua, su recogida y posterior tratamiento tras su uso.

Esta relación implica también una dependencia, de forma que las decisiones que se tomen en un ámbito afectarán directa e indirectamente en el otro.

Estas decisiones en materia de agua y energía también pueden repercutir en otros sectores, por lo que debe tenerse bien en cuenta durante su gestión para evitar un desequilibrio de los recursos.

 

La huella hídrica de las energías renovables

La transición energética hacia un sistema de energía 100% renovable puede ser la oportunidad para resolver el nexo agua-energía, pero antes hay que considerar la presión que puede ejercer cada tecnología sobre los ecosistemas acuáticos.

Una forma de tener en cuenta esta presión es a través de la huella hídrica, que mide el volumen de agua utilizado de forma directa e indirecta en la producción de bienes y servicios. 

También actúa como un indicador para la gestión eficiente del agua.

En base a esta huella hídrica, se ha determinado que la obtención de energía renovable a través de las tecnologías de biocombustibles de primera generación y plantas hidroeléctricas son las que más agua consumen.

La energía solar fotovoltaica y la eólica resultan las que menor consumo hacen y, en el caso de la bioenergía (biomasa y biogás), su huella hídrica va a variar mucho dependiendo del país y del tipo de recurso que se emplee para producir energía. 

 

La gestión del agua en el biogás

La producción de biogás a partir de la valorización energética de los residuos orgánicos contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), acorde con el propósito 13 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Pero teniendo en cuenta el nexo agua-energía, la producción de biogás también necesita de una gestión sostenible del agua.

Esto implica la aplicación de innovaciones tecnológicas para el tratamiento de aguas residuales, que permitan la obtención del biogás para la producción de energía eléctrica, la recuperación de nutrientes y la reutilización del agua para nuevos usos.

Un ejemplo de estas innovaciones es la transformación de las plantas de tratamiento de agua en biofactorías. 

Estas biofactorías serían centros de recuperación y generación de recursos que buscan la reutilización del agua para nuevos usos, tratar los digestatos para su uso agrícola y obtener energía renovable para el autoconsumo en las instalaciones.

De esta forma se consigue reducir el impacto ambiental de sus actividades, incluida la huella hídrica, y fomentar el ahorro energético y económico.

Un ejemplo de este concepto de biofactoría lo podemos ver en el proyecto BIOFERES, donde se combina la digestión anaerobia de doble fase de temperatura de membrana (ultrafiltración), los contadores de membrana y reactores de fermentación en estado sólido para la recuperación de nutrientes de los lodos de depuradora.

Estos nutrientes recuperados constituyen productos de elevado valor para la agricultura:  biofertilizantes líquidos y bioestimulantes sólidos para el crecimiento de los cultivos.

Incorporar tecnologías como estas en las plantas de tratamiento de aguas residuales supone mejorar la eficiencia de la gestión del agua, al tiempo que se genera energía renovable.

Así, las plantas de tratamiento de aguas residuales pasan a convertirse en plantas de recuperación de recursos, acordes con los principios del modelo de economía circular.

Desde Genia Bioenergy ponemos a tu disposición todo nuestro conocimiento y experiencia en la tecnología para el tratamiento de lodos de depuradora y el aprovechamiento de su potencial para generar energía renovable y otros recursos de interés, mediante una gestión eficiente del agua.

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