Generar bioenergía para descarbonizar el sector energético

Generar bioenergía para descarbonizar el sector energético

La generación de bioenergía actualmente constituye una fuente importante de energía renovable. De hecho, su contribución a la demanda de energía final en todos los sectores es cinco veces mayor que la eólica y la solar fotovoltaica combinadas.

El uso de esta bioenergía para la generación de electricidad y biocombustibles para el transporte ha crecido rápidamente en los últimos años, en buena parte debido a un mayor apoyo político, aunque sigue siendo el sector de la calefacción donde más se aplica.

Con todo, ahora mismo la bioenergía representa aproximadamente una décima parte del suministro total de la energía primaria mundial, aún a pesar de la pandemia covid-19.

Esta provocó una disminución en la demanda de bioenergía debido a la interrupción del transporte mundial, pero a lo largo del 2021 se ha producido una recuperación que va camino de superar los niveles de 2019.

Ahora bien, lograr un crecimiento anual de la demanda de bioenergía, según el escenario Emisiones Netas Cero entre 2021 y 2030, requerirá de la implementación efectiva de políticas sólidas y planificadas, así como el desarrollo de otras nuevas, que permitan acelerar la expansión de la capacidad y la generación.

Este escenario Emisiones Netas Cero marca pasar de los 718TWh de electricidad bioenergética generada en 2020 a más de 1.400 TWh en 2030, lo que supone sumar un promedio de 15 GW de nueva capacidad anualmente, un aumento considerable respecto a los 9 GW desplegados en 2020.

Las políticas necesarias para que se produzca este aumento de la capacidad generativa de bioenergía están mejorando a nivel global, pero aún son necesarios mayores esfuerzos que garanticen el cumplimiento de los objetivos marcados para descarbonizar el sector energético.

 

Perspectivas para la generación de bioenergía

Aumentar el despliegue de capacidad generativa de bioenergía, de forma rápida y sostenible, en los próximos años es todo un desafío en el que van a ser cruciales las políticas globales dirigidas a su desarrollo.

Los cambios en las políticas de energías renovables que se han dado durante los últimos años en los países líderes en bioenergía (China, Japón, Alemania y Reino Unido) no han favorecido la aceleración del crecimiento necesario de la capacidad y la generación.

En estos países se ha pasado de tarifas reguladas fijas y certificados a marcos competitivos de subastas.

Esto no resulta positivo para la bioenergía por ser menos competitiva que la eólica y la solar en términos de costos, lo que implica previsiones de implementación más bajos en estos países. Sin embargo, la bioenergía ofrece otros beneficios que las políticas nacionales para el desarrollo de las energías renovables pueden aprovechar:

  • La generación de biomasa se puede despachar. Se puede generar electricidad a partir de ella cuando se necesita y así, complementar la producción eléctrica intermitente de la solar y la eólica.
  • Ayuda a reducir la acumulación de residuos orgánicos forestales, agroalimentarios o urbanos.
  • La biomasa puede resultar una solución transitoria para las plantas de carbón que aún tienen una larga vida útil económica. Para esto, los recursos de biomasa se deben suministrar de forma sostenible y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del ciclo de vida han de ser contabilizadas cuidadosamente.

 

En Europa, los requisitos de sostenibilidad de la Directiva de energías renovables se han extendido a toda la bioenergía utilizada en los países miembros de la UE, tanto de suministros nacionales como importados.

En estos países, las políticas que se implementen deben garantizar la sostenibilidad de las materias primas para asegurar la generación de bioenergía de forma continua.

Solo la bioenergía que reduce las emisiones de GEI durante el ciclo de vida y al mismo tiempo evita impactos sociales, ambientales y económicos inaceptables puede contribuir a la descarbonización del sistema energético. Por lo tanto, una sólida gobernanza y aplicación de la sostenibilidad deben ser el pilar central de cualquier política de apoyo a la bioenergía.

 

Beneficios de la bioenergía

La bioenergía sostenible es considerada la principal herramienta de la transición energética para descarbonizar la producción de calor en la UE debido a que:

  • Es neutra en carbono y renovable: el CO2 que se libera de la combustión de biomasa forma parte del ciclo de fotosíntesis de los árboles, proceso en el que lo absorben para seguir creciendo. Este proceso es continuo y, por tanto, garantiza la sostenibilidad de la materia prima.

Este balance neutro en carbono está reconocido por las normas sobre contabilización de emisiones que establece la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) y por el Reglamento sobre el mecanismo de seguimiento de la UE, siendo en consecuencia considerado también así por el Reglamento relativo a la gobernanza de la Unión de la Energía y por la Directiva de Energías Renovables (REDII).

  • Está disponible y es rentable: la biomasa de origen sostenible está ampliamente disponible a un precio asequible y estable. Esto, junto con la diversidad de biocombustibles disponibles, hacen adecuado su uso prácticamente en todas las regiones de la UE, particularmente en viviendas sociales, casas desconectadas de la red, en zonas aisladas o en entornos rurales. La biomasa puede reducir los costes de calefacción, abriendo las puertas a una transición energética justa e inclusiva.
  • Promueve el mantenimiento de áreas forestales y agrícolas: el aprovechamiento eficiente y dinámico de la biomasa puede aumentar el potencial de absorción de carbono de los bosques, cultivos y otras tierras sin uso, al tiempo que mejora la biodiversidad y la calidad del suelo. La industria de la bioenergía puede integrarse en la gestión forestal y las cadenas de valor de los residuos agrícolas, así como en otras prácticas innovadoras, como el “carbon farming” (captura de CO2 en el suelo mediante plantaciones), los cultivos de cobertura y en rotación, la restauración de los suelos o el cultivo sostenible en turberas húmedas y rehumidificadas (paludicultura).

 

Producir bioenergía a partir de residuos orgánicos

La bioenergía se obtiene a partir de procesos de descomposición bacteriana, como es el caso del biogás.

Este es generado por la digestión anaerobia (en ausencia de oxígeno) de residuos orgánicos. Un proceso natural llevado a cabo por diferentes microorganismos que puede desarrollarse de forma controlada y tecnificada en las plantas de biogás.

Para ello, los residuos son introducidos en un reactor hermético (digestor), bajo unas condiciones de temperatura y pH controladas para optimizar el proceso de digestión y la generación de biogás.

El biogás que se genera está compuesto por un 65% de metano y constituye un biocombustible aprovechable para la generación de calor, electricidad o de uso vehicular.

En este proceso de digestión anaerobia también se genera otro subproducto, el digestato, que puede convertirse en compost o fertilizante orgánico, lo que convierte a la digestión anaerobia en un proceso completamente sostenible.

Para la producción de biogás se suelen combinar dos o más tipos de residuos para su digestión, pasando a llamarse codigestión anaerobia. Esto permite producir más biogás y un consumo adecuado de los residuos. Buena parte de las investigaciones en torno a esta tecnología se dirige a determinar qué mezcla de residuos y en qué proporción es la adecuada para la producción de biogás.

La producción de biogás a partir de residuos orgánicos permite el aprovechamiento de estos, que pasan a convertirse en un recurso, y ofrece una solución a su gestión y a los problemas ambientales que generan.

En Europa, la producción de biogás a partir de residuos ha ido creciendo rápidamente en los últimos veinte años. Con ello se pretende cubrir las necesidades de la población y cumplir las legislaciones que se están aplicando, a fin de aliviar los problemas de contaminación, suministro de energía, gestión y tratamiento de residuos y los problemas sociales derivados de todo esto.

Un modelo que debe extrapolarse a otros países para poder generar más bioenergía que sirva para abastecer la demanda energética renovable necesaria para lograr la descarbonización del sector energético.

 

Biofuture, un paso hacia los biocombustibles

Con el apoyo de la IEA (International Energy Agency), la Plataforma Biofuture es una iniciativa multilateral de 20 países que promueve la transición global hacia una bioeconomía avanzada, con bajas emisiones de carbono, que sea sostenible, innovadora y escalable.

La recién lanzada campaña Biofuture tiene la misión de permitir la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentar una economía circular al mostrar las vías por las que los países, las empresas y los consumidores pueden sustituir los productos fósiles equivalentes con productos sostenibles basados ​​en bio y residuos.

Esto ofrece una gran oportunidad para que los gobiernos, el sector privado, las organizaciones internacionales de bioenergía y otras partes interesadas trabajen conjuntamente.

La campaña Biofuture está además implementando el Desafío de sustitución de base biológica, al que pueden unirse países, empresas, asociaciones industriales, ONG y otras partes interesadas que aspiren a sustituir por combustibles, productos químicos y materiales basados en residuos y biocombustibles, el 10% de su equivalente en carbono fósil en los sectores y productos de su elección para 2030.

La Plataforma Biofuture está desempeñando un papel importante en cuanto a dar visibilidad a las actividades internacionales de bioenergía dentro del contexto de discusión sobre energías limpias y la descarbonización del sector energético.

¿Te interesa compartir este contenido?