Planta biogás Astarga

Cómo producir biogás a partir de residuos de la remolacha

La remolacha es aprovechada como materia prima para la producción de azúcar en los países con climas más fríos, donde el cultivo de la caña de azúcar, para el mismo fin, no resulta viable.

Teniendo en cuenta lo importante de la producción de azúcar a nivel mundial, con volúmenes de hasta 168 millones de toneladas al año, la generación de residuos durante el procesamiento de la materia prima utilizada, también, debe tenerse en consideración.

En el caso de la remolacha, durante su procesamiento para la producción de azúcar, se generan como desechos la pulpa y la melaza. Unos residuos orgánicos que pueden ser aprovechados, ya sea como alimento para el ganado o revalorizados para la obtención de energía (biogás) u otros productos, como la pectina. 

Esto no es más que un ejemplo, dentro de los grandes volúmenes de residuos y subproductos que se generan durante los procesos de transformación agroalimentaria o como consecuencia de las actividades agrícolas, a los que hay que darles una solución acorde a los conceptos de economía circular y sostenibilidad, para reducir su impacto sobre el medioambiente.

 

La producción de biogás como alternativa para la valorización de los residuos agroalimentarios

La obtención de biogás a partir de los residuos agroalimentarios es una alternativa interesante para la gestión de estos residuos orgánicos.

El proceso implica la digestión anaerobia (en ausencia de oxígeno) de estos residuos, dentro de un digestor (reactor hermético) y en condiciones controladas.

Además de la obtención de biogás, también se genera el digestato, un subproducto del proceso que puede ser utilizado para la producción de fertilizantes o enmiendas orgánicas.

Esta valorización energética de los residuos agroalimentarios resulta una forma eficiente de reciclar estos residuos, obteniendo energía a partir de ellos que puede ser aprovechada para el autoconsumo de la propia empresa agroalimentaria.

Se trata de un proceso que contribuye al desarrollo sostenible y la economía circular del sector al favorecer:

  • La producción y consumo sostenible de los recursos: se aprovechan los recursos en todas las etapas del proceso.
  • La eficiencia energética: se reduce el consumo energético de combustibles fósiles aprovechando la propia energía obtenida a partir de los residuos. Esto reduce la dependencia energética y proporciona ahorros adicionales.
  • La lucha contra el cambio climático, al reducir las emisiones derivadas de una inadecuada gestión de los residuos orgánicos y del uso de combustibles fósiles.
  • La correcta gestión de los residuos: bajo los principios de reducir, reutilizar, reciclar y recuperar, la recuperación de residuos para producir bioenergía constituye una pieza clave para que la industria agroalimentaria consiga optimizar sus procesos.
  • La reducción del desperdicio alimentario, aprovechando al máximo los residuos o productos de rechazo para la obtención de energía y fertilizantes orgánicos a partir de los digestatos.

Esta valorización energética de los residuos agroalimentarios puede llevarse a cabo mediante la instalación de pequeños biodigestores anaeróbicos en las propias cooperativas e industrias alimentarias, llevando a cabo el proceso in situ y poder autoconsumir el biogás generado (calor, electricidad o biocombustible).

Se trataría de la instalación de plantas de biogás de autoconsumo o smallbiogas, personalizadas, a escala y modulares que pueden ser:

  • De auto-construcción: se trata de plantas de biogás de baja tecnología que se utilizan fundamentalmente en el sector agrícola. Los costes de inversión, operación y gestión necesarios para este tipo de plantas son mínimos, pero también resultan menos eficientes.
  • Plantas de biogás estándar a pequeña escala: se trata de soluciones comerciales consistentes en plantas contenerizadas, transportadas e instaladas in situ de forma rápida, o en pequeñas plantas entregadas y listas para ser usadas. En estos casos, los costes de inversión son de tipo medio al tratarse de soluciones estandarizadas.
  • Plantas de biogás a escala reducida: estas son soluciones a pequeña escala, donde se puede optimizar la instalación contenerizando parte de la misma y disminuyendo el tiempo de trabajo para su construcción y puesta en marcha. La opción tecnológica será la adecuada a cada caso teniendo en cuenta las condiciones particulares de donde se instale (tipo de residuo, destino final de la energía producida, etc.). Los periodos de amortización de este tipo de plantas de biogás son similares a los de las plantas de mayor escala (5-8 años).

 

Biogás a partir de los residuos de remolacha: el caso de la planta de biogás de ASTARTA

Un ejemplo de planta de biogás de autoconsumo para la valorización energética de residuos agroalimentarios lo tenemos en la productora de azúcar ASTARTA HOLDING.

La planta de biogás se encuentra integrada en las instalaciones de la empresa y permite procesar más de 45T/h de pulpa de remolacha y producir unos 7.000 m3/h de biogás que se utilizan para abastecer hasta el 75% de la demanda térmica de la fábrica.

El digestato que se genera también es aprovechado como fertilizante orgánico en las parcelas agrícolas, tras someterlo a un proceso de separación sólido-líquido. De esta forma se cierra por completo el ciclo.

Una planta de biogás de este tipo permite a las empresas agroalimentarias tratar un gran volumen de residuos on-site, lo que le genera ahorros adicionales de tipo operativo y logísticos, además de energéticos.

Otros ejemplos de la aplicación de plantas de biogás para la gestión de residuos agroalimentarios los podemos ver en el caso de la valorización de los restos de procesamiento del caqui,  del alperujo o de la paja del arroz.

Una alternativa viable que permite mejorar la eficiencia de la cadena de producción dentro de este sector, haciéndola sostenible y en línea con el modelo de economía circular.

 

Instalaciones de biogás

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