Potencial del biometano en el proceso de codigestión

El potencial del biometano en un proceso de codigestión

Cuando se lleva a cabo el tratamiento de digestión anaerobia sobre residuos orgánicos de distinto origen y composición, estamos hablando de un proceso de codigestión.

La mezcla de los diferentes tipos de residuos orgánicos tiene el objetivo de mejorar el balance de nutrientes y las características fisicoquímicas del sustrato final, de forma que el sistema se estabilice y se obtenga una mayor producción de biogás tras la digestión anaerobia. 

De esta forma, se compensan las carencias propias de cada tipo de residuo por separado y se mejora la eficiencia del tratamiento.

Además, con la codigestión se pueden compartir las instalaciones para el tratamiento de los distintos residuos, unificar la metodología de gestión y amortiguar las variaciones temporales de producción y composición que afectan a algunos tipos de residuo por separado.

Toda una serie de ventajas que se traducen al final en costes más reducidos de inversión y explotación. 

Se han realizado diferentes pruebas de mezclas de sustratos para demostrar la efectividad del proceso de codigestión anaerobia, obteniendo buenos resultados y altas producciones de biogás.

Algunos ejemplos de estas mezclas son: residuos ganaderos (purines o estiércol) con lodos de depuradora o residuos procedentes de la industria cárnica y mataderos; lodos de depuradora, junto a la fracción orgánica de RSU o residuos orgánicos procedentes de la industria alimentaria.

En todos los casos, la optimización del proceso se ha llevado a cabo variando la proporción de cada sustrato, hasta obtener los mejores resultados en cuanto a producción de biogás, sin obviar el control y monitorización de otros parámetros necesarios (Tª, pH, ácidos grasos volátiles, etc) para la estabilidad del proceso.

La obtención de un mayor rendimiento en la producción de biogás favorece, a su vez, el poder dar un paso más, y purificarlo mediante upgrading para obtener biometano.

Este gas renovable, de características similares al gas natural de origen fósil, puede reemplazarlo en todos sus usos, incluyendo la inyección en la red gasista.

De esta forma, el proceso de codigestión anaerobia de los residuos orgánicos supone una alternativa interesante para potenciar la producción de biometano en el sector agroalimentario, agropecuario y en los municipios, y contribuir así a la transición energética justa, que tenga en cuenta el reto demográfico.

 

El potencial del biometano en España

La tecnología para la producción de biometano en España ha tenido escasa implantación, si lo comparamos con otros países europeos (Francia y Alemania), a pesar de tratarse de una tecnología madura y de disponer de los recursos necesarios para su producción.

De hecho, según el estudio realizado en 2018 por el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), la producción de biometano en España podría cubrir el 10% de la demanda actual de gas natural.

Otros estudios dan incluso valores superiores, elevando esta cifra hasta 40% de la demanda, con una producción de 137 TWh/año, si se consideran los residuos forestales y cultivos de rotación.

Este potencial en la producción de biometano viene de la gran disponibilidad de residuos orgánicos procedentes de la industria agroalimentaria, con amplio desarrollo en el país, que pueden ser aprovechados como recurso. Algo que, a su vez, permite el desarrollo del modelo de economía circular en el sector.

Ante la crisis energética actual, que hace urgente la necesidad de diversificación de las energías renovables y reducir la dependencia energética respecto a terceros países, la producción de este gas renovable se presenta como un elemento clave en la descarbonización de la economía española, que permitirá hacer frente a la actual situación.

Este papel del biometano es algo que ya se contempla desde la Unión Europea, en su plan REPowerEU, como medida clave para lograr nuevas fuentes de energía y proponiendo doblar el objetivo propuesto en Fit55, hasta alcanzar una producción de 35.000 millones de m3 en 2030.

Un objetivo que, para alcanzarlo, necesita de la superación de diversas barreras regulatorias, administrativas, económicas y sociales.

La Hoja de Ruta del Biogás y la aprobación del Sistema de Garantías de Origen de los Gases Renovables son pasos esenciales que se han dado ya en este sentido.

 

Procesos de codigestión con el alperujo y purines

Un ejemplo del potencial de aprovechamiento de subproductos o biorresiduos en España, procedentes del sector agroalimentario, para la obtención de biogás o biometano lo tenemos en la producción de aceite de oliva.

España es el principal productor mundial de aceite de oliva, con más de 1,5 millones de hectáreas dedicadas al cultivo de la oliva, 815 almazaras y 40 orujeras.

Esto supone la generación de un gran volumen de subproductos, como es el alperujo, que requieren de soluciones y mejores usos para darle salida.

La producción de biogás a partir de este subproducto es una de ellas, permitiendo su valorización en el contexto de la bioeconomía circular.

Un proceso que, además, permite a las almazaras trabajar sin interrupción, optimizando su producción y minimizando los tiempos de almacenamiento de la aceituna, con una clara ventaja en cuanto a la calidad final del aceite producido.

 

Caso de éxito: Planta de biogás de Jabalquinto

Esta forma de aprovechar el alperujo lo podemos ver en la planta de generación de biometano situada en Jabalquinto (Jaén).

Un proyecto promovido por Genia Bioenergy, Enagás Renovables y el Grupo Valora, donde el alperujo se aprovechará para la producción de biometano, en un proceso de codigestión.

La instalación permitiría procesar hasta 140.000 toneladas al año de diferentes biorresiduos, entre los que se encuentran purines porcinos, restos de la industria alimentaria, alperujos y aguas de proceso, para convertirlos en biometano equivalente a alrededor de 60 GWh de energía.

Además, del digerido obtenido durante el proceso se obtendrán fertilizantes y enmiendas orgánicas destinadas a mejorar la capacidad fértil de los cultivos y recuperar zonas degradadas.

El aprovechamiento de estos residuos mediante procesos de codigestión para la obtención de biometano supondrá un ahorro de emisiones de CO2 equivalente a unas 120.000 toneladas anuales.

Un objetivo que está en línea con el Plan de Economía Circular de Europa (Directiva UE 2018/850) sobre gestión, tratamiento y valorización de los residuos para los municipios, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética del Gobierno de España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 y la Estrategia Energética de Andalucía 2030.

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