Hasta ahora, el sector de la moda y la industria textil se han basado en un modelo de sobreproducción, donde la ropa que no se vende, los excedentes o la que se descarta en las casas se convierten en un residuo que eliminar (incinerar o vertedero).
Tan solo en España, cada año nos desprendemos de una media de 10 kilos de ropa por persona, o unas 900.000 T de residuos textiles totales, según datos de Ecotextil.
Una sobreproducción y sobreconsumo que, además de generar residuos, conlleva un consumo de materias primas y bienes naturales, como el agua, para su fabricación, así como las emisiones que se producen en todos los procesos.
De hecho, la industria textil es la segunda industria más contaminante del mundo, después de la alimentaria.
Todo esto nos lleva a la necesidad de un cambio en este modelo de sobreproducción hacia la sostenibilidad. Una importante transición en la que deben implicarse tanto la industria como los consumidores.
Los primeros, haciéndose cargo de sus productos al finalizar su vida útil, y los segundos, dando más valor y una vida útil más larga a la ropa antes de desecharla.
Un cambio de modelo impulsado desde Europa con la entrada en vigor de la Directiva 2018/851 sobre residuos, donde se establece que, antes de 2025, todos los países de la Unión Europea deberán tener establecidos sistemas de recogida selectiva para la reutilización o reciclaje de los residuos textiles. No se contempla la incineración ni el depósito en vertedero.
Una transición que implica la incorporación del modelo de economía circular al sector de la moda.
Un cambio de paradigma de producción y consumo en el que los materiales y recursos se mantienen dentro del modelo económico el mayor tiempo posible. De esta forma, se reducen los residuos generados y se valorizan aquellos que no pueden reciclarse.
En este sentido, España se ha puesto en marcha con la aprobación del Proyecto Estratégico para la Recuperación y la Transformación Económica (PERTE) de Economía Circular.
En este PERTE, se señala a la industria textil como uno de los sectores estratégicos, con presupuesto para el ecodiseño, la inversión en infraestructura para la gestión de residuos y la trazabilidad, entre otros.
Las ayudas del PERTE se fijan en 492 millones de euros y se movilizarán recursos superiores a los 1.200 millones hasta 2026, con el objeto de alargar el ciclo de vida útil de los bienes y productos, así como, reducir la huella ecológica de la economía del país.
Con este proyecto estratégico, lo que se pretende es acelerar la transición hacia un sistema productivo eficiente y sostenible, en cuanto al uso de materias primas, que permita cumplir con los objetivos de la Estrategia Española de Economía Circular para 2030.
Del mismo modo, también se quiere posicionar al país como referente internacional en la gestión, reciclaje y reutilización de residuos, e incrementar la competitividad de los sectores industriales y asegurar una mayor autonomía estratégica del país ante la alta incertidumbre internacional.
España avanza en la economía circular
Para lograr el avance de la economía circular en la industria española, el PERTE contempla tres objetivos fundamentales:
- El desarrollo del ecodiseño: lograr productos más duraderos y reparables desde su mismo origen, reduciendo la generación de residuos.
- Una mejor gestión de los residuos a través de plantas de tratamiento que incrementen la reutilización, el reciclado y la incorporación de materias primas recuperadas de la producción de nuevos bienes.
- El impulso a la digitalización vinculada al ecodiseño y a la gestión de los residuos, para la mejora de la competitividad e innovación del tejido industrial
La consecución de estos objetivos se enmarca en un plan compuesto por 18 instrumentos que se distribuyen en dos líneas de acción.
Estas líneas de acción son actuaciones en sectores clave, que cuentan con un presupuesto de 300 millones, y actuaciones transversales para el impulso de la economía circular en la empresa, que cuenta con 192 millones.
El impulso de la economía circular en el ámbito de la empresa pretende la mejora de la competitividad y la innovación del tejido industrial. Esto, en el sector textil, se contempla a través de cuatro instrumentos:
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- Ayudas destinadas a incentivar la producción e incorporación de materias primas de bajo impacto, recicladas y de origen renovable.
- Ayudas para el desarrollo de iniciativas colaborativas de I+D+i que permitan la puesta en común del conocimiento, como la realización de proyectos piloto y su escalado para la gestión de residuos, la generación e incorporación de nuevos productos y fibras o la mejora de procesos para la reducción de impactos.
- Ayudas a la inversión en infraestructuras y tecnología, incluida la de gestión de residuos.
- Ayudas para la implantación y mejora de la trazabilidad.
Las medidas que contempla este PERTE de economía circular se encuadran en la componente 12 del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia (PRTR) y generan sinergias con otros PERTE en sectores como la construcción, el agroindustrial, la energía renovable, el empleo verde, etc.
Sectores estratégicos impulsados hacia la circularidad
La línea de acción dirigida a la actuación en sectores claves o estratégicos, que cuenta con una financiación de 300 millones de euros, es un instrumento dirigido a impulsar la implantación de esquemas circulares en nuestro país.
Este impulso se centra en particular en tres sectores específicos que deben abordar importantes retos de sostenibilidad: el sector textil o de la moda, el del plástico y el de las energías renovables.
Estos tres sectores tienen un elevado nivel de implantación en nuestro país, perspectivas de un crecimiento potencial, con la generación de un mayor volumen de residuos, y la necesidad de recibir un mayor impulso a la circularidad.
Cada uno de estos sectores recibirá 100 millones de euros en ayudas, con el objeto de dar apoyo público a proyectos que promuevan la transformación necesaria y poder hacer frente al difícil acceso a la tecnología necesaria y el elevado coste de los procesos precisos para la reutilización y tratamiento de sus residuos.
Sectores textiles comprometidos con la economía circular
El sector textil tiene un importante desarrollo en España y constituye una de las industrias más contaminantes del planeta.
Su modelo lineal basado en el producir, usar y tirar (fast fashion) es insostenible y eso ha motivado el impulso de transformación hacia un modelo de economía circular.
En este sentido, cada vez son más los proyectos innovadores de moda que se basan en este modelo y con valores de sostenibilidad para la fabricación de sus productos, uso de materiales de menor impacto u obtenidos del reciclaje (ej. Plástico reciclado, poliéster, etc.).
Ejemplo de proyectos en este sentido los encontramos en el sector del calzado, como es el caso de Inescop, que trabaja en la revalorización de residuos de piel, nuevas tecnologías de ensayos para evaluar la biodegradabilidad y compostabilidad de los materiales utilizados en el calzado, entre otros proyectos.
Otro ejemplo de proyecto sería Upycling the Oceans, que consiste en la recuperación de plásticos de los océanos, con la ayuda de pescadores, para ser utilizados en la fabricación de calzado Ecoalf.
Proyectos ambos con los que compartimos un alto compromiso por la economía circular y respeto por el medio ambiente.