La gestión de residuos de un modo sostenible

Uno de los efectos sobre el medioambiente que causa la generación de residuos es la emisión de gases de efecto invernadero. Es decir, contribuyen al cambio climático, si no se gestionan de forma correcta.

Un volumen tan grande de residuos, como el que actualmente se genera, se debe al elevado consumo y producción que existe. Esto conlleva, a su vez, mayores emisiones de CO2 a la atmósfera.

Este elevado volumen de residuos debe ser gestionado adecuadamente, evitando su acumulación en vertederos y la consiguiente emisión de metano. Para esto es necesaria una gestión integral que valore el impacto que producen sobre el medioambiente y la forma de contrarrestarlo, acorde con un desarrollo sostenible.

La normativa de España en materia de residuos (Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, pendiente de actualización por el nuevo proyecto de Ley de residuos y suelos contaminados) tiene en cuenta esta relación entre los residuos y el cambio climático y, por ello, obliga a adoptar las medidas necesarias y coherentes con las estrategias de lucha contra el cambio climático. Medidas que, además, deben ir en línea con los compromisos asumidos en materia de cambio climático.

A esta ley se une el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos 2016-2022, de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural, que recoge los  objetivos  mínimos  a  cumplir  de  prevención, preparación  para  la  reutilización,  reciclado,  valorización  y  eliminación.

En este plan se tiene en cuenta el comportamiento diferente, de cara a la emisión de gases de efecto invernadero, de los distintos materiales y la importancia de la eficiencia en la utilización de recursos y materias primas.

Una gestión de residuos de un modo sostenible contribuirá al ahorro de materias primas, a la conservación de los recursos naturales y del clima, y para ello deberá basarse en 4 ejes: reducción, reutilización y reciclaje, valorización y eliminación.

 

Reducción o prevención del residuo

En la jerarquía de la gestión de residuos, la reducción o prevención ocupa el primer escalón. Este sería el paso prioritario.

En base a cómo queda definido en la Ley de residuos, la prevención viene a ser el conjunto de medidas adoptadas en la fase de concepción y diseño, de producción, de distribución y de consumo de una sustancia, material o producto, para reducir.

Estas medidas son:

1.º Reducir la cantidad de residuo, incluso mediante la reutilización de los productos o el alargamiento de la vida útil de los productos.

2.º Reducir los impactos adversos sobre el medio ambiente y la salud humana de los residuos generados, incluyendo el ahorro en el uso de materiales o energía.

3.º Reducir el contenido de sustancias nocivas en materiales y productos.

Estas medidas se deben aplicar en las distintas etapas del ciclo producto-residuo y en función de estas etapas, se pueden definir cuatro tipos de acciones para fomentar la prevención:

  • Acciones a favor de una producción y venta eco-responsable, en el ámbito empresarial y comercial.
  • Acciones a favor de una compra responsable.
  • Acciones a favor de un uso responsable de los productos.
  • Acciones para evitar que los residuos, una vez generados, entren en los circuitos de recogida: donación, intercambio, segundo uso y compostaje doméstico.

 

Reutilización y reciclaje del residuo

El siguiente escalón de la jerarquía en la gestión de residuos es la reutilización y el reciclaje.

La reutilización viene a ser cualquier operación mediante la cual productos o componentes de productos, que no sean residuos, se utilizan de nuevo con la misma finalidad para la que fueron concebidos.

Y el reciclado es toda operación de valorización mediante la cual los materiales de residuos son transformados de nuevo en productos, materiales o sustancias, tanto si es con la finalidad original como con cualquier otra finalidad.

El reciclado incluye la transformación del material orgánico, pero no la valorización energética ni la transformación en materiales que se vayan a usar como combustibles o para operaciones de relleno.

Algunos ejemplos sobre el reciclado de materiales los podemos ver sobre todo en moda, con la aparición de nuevas marcas que emplean para la confección de sus prendas plásticos reciclados.

Es el caso de Ecoalf, que utiliza botellas de plástico PET recuperadas del mar para crear su línea de moda (upcycling o reciclaje creativo).

Otro ejemplo de reciclaje creativo lo realiza la empresa Revolución Limo, pero en este caso, para la creación de muebles de diseño.

Dentro del concepto de reciclaje entra también la recuperación de la materia orgánica de los residuos orgánicos mediante el compostaje y la transformación en abonos orgánicos.

El compost y los abonos orgánicos permiten reponer la materia orgánica agotada en los terrenos de cultivo, así como la recuperación de terrenos degradados. 

 

 

 

 

Valorización energética

Según la Directiva 2008/98/CE, la valorización de residuos viene a ser:

  • La operación cuyo resultado principal es que el residuo sirva a una finalidad útil al sustituir a otros materiales que de otro modo se habrían utilizado para cumplir una función particular.
  • La preparación del residuo para cumplir una función particular, en la instalación o en la economía en general.

Por tanto, la valorización dependerá de la composición de los residuos, requiriendo de métodos diferentes según se trate de residuos orgánicos o inorgánicos, por ejemplo.

Uno de los tipos de valorización es la valorización energética, que consiste en convertir aquellos residuos que no pueden ser reciclados en energía para uso doméstico o industrial.

Para la obtención de esta energía son necesarios procesos termoquímicos que consisten en someter la biomasa a la acción de altas temperaturas por diversos métodos: combustión, gasificación, pirólisis, etc.

Otro tipo de proceso, llevado a cabo en la valorización energética de residuos orgánicos, es la digestión anaerobia (bioquímico) que permite la transformación de estos residuos orgánicos en biogás. 

Un biogás que, si es purificado mediante la tecnología upgrading, se transforma en biometano. Y este biometano, al tener características similares al gas natural, puede utilizarse para sus mismos usos, incluido su inyección en el sistema gasista para su transporte y distribución.

Además, de este proceso de valorización energética de los residuos orgánicos se obtienen otros productos derivados de gran valor, los digestatos que pueden transformarse en enmiendas y abonos orgánicos de gran calidad para la recuperación de terrenos agrícolas.

 

Eliminación de residuos

Este sería el último escalón de la jerarquía en la gestión de residuos y llegar a él debería ser cuando no hay opción de recuperar o reciclar un determinado residuo.

En esos casos, se procedería a la eliminación en condiciones adecuadas, para evitar que genere contaminación o afecte de algún modo.

Los métodos de eliminación de residuos son mediante depósito controlado en vertedero, la incineración o tratamientos físico-químicos. Ninguno de ellos está exento de perjuicio al medioambiente en mayor o menor medida.

La gestión de residuos de modo sostenible, siguiendo los principios de esta jerarquía de residuos, es importante para conseguir reducir la emisión de gases de efecto invernadero y poder hacer frente al cambio climático. Un sistema de gestión basado en los principios de economía circular.

Desde Genia Bioenergy somos partícipes de este modelo de gestión.  Por ello, nuestro objetivo es lograr la transformación energética, a través de sistemas viables que reduzcan la acumulación de residuos en vertederos y aumenten el peso específico de los sistemas de producción energética natural y sostenible.

Esto lo hacemos desarrollando todo tipo de proyectos para la valorización energética de residuos orgánicos.

 

 

 

 

 

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