Circularidad, un nuevo modelo económico

Circularidad: un nuevo sistema económico

Se producen más de 2.100 millones de toneladas de residuos cada año a nivel mundial y de estos, tan solo un 16% (323 millones de toneladas) son reciclados. 

Seguir con este sistema lineal de producir, consumir y tirar implica continuar generando residuos que ahogan los ecosistemas y acaban con la biodiversidad, consumir en exceso recursos cada vez más escasos y energía que, a su vez, emite gases de efecto invernadero para producir más productos que consumir.

A día de hoy, la demanda de recursos naturales es muy alta y el procesamiento de materiales es responsable de la mitad de las emisiones mundiales, de más del 90% de pérdida de biodiversidad y del estrés hídrico.

Con el actual ritmo de crecimiento de la población mundial, si continuáramos con este modelo económico lineal, para 2050 necesitaríamos el equivalente a tres planetas para disponer de los recursos naturales suficientes que nos permitan mantener este estilo de producción y consumo.

Hay que cambiar este modelo lineal por un nuevo concepto, basado en la idea de mantener el valor de los productos, los materiales y los recursos en el sistema económico durante el mayor tiempo posible.

Una nueva economía circular o circularidad que funciona bajo el principio de cerrar el ciclo de vida de los productos, servicios, residuos, materiales, recursos y energía. 

Esta circularidad, por tanto, implica un nuevo modelo económico que resulta de la intersección de los aspectos ambientales, económicos y sociales.

El principio fundamental de este nuevo modelo es la reutilización o reciclaje de los residuos para obtener materia prima para otros productos, de forma que se reduzca la generación de residuos y el consumo de nuevos materiales o materias primas. 

Dentro de este principio también se consideran los impactos ambientales a lo largo del ciclo de vida de los productos, materias primas o servicios.

Los beneficios que conlleva esta circularidad implican tanto al medio ambiente como a la sociedad, siendo los más destacados:

  • La reducción en el consumo de recursos naturales, producción de residuos y limitación del consumo de energía.
  • La creación de riqueza y empleo.
  • Disminuye la dependencia de recursos y energía respecto a terceros.
  • Permite un crecimiento sostenible, respetuoso con el medio ambiente.

Desde la Unión Europea (UE) se ha puesto en marcha un Plan de acción para la Economía Circular (2020) que tiene el objeto de impulsar la introducción de este nuevo modelo económico en la sociedad.

En este Plan de acción para la Economía Circular se promueve la producción de productos más sostenibles, la reducción de residuos y el empoderamiento de los ciudadanos (como el “derecho a reparar”). También se presta especial atención a los sectores intensivos en recursos, como la electrónica y las TIC, los plásticos, los textiles o la construcción.

Avanzar con legislaciones y modelos de negocio encaminados en el desarrollo de una economía respetuosa con el medio ambiente es imprescindible.

Es el momento de la economía circular: hacer circular los recursos tecnológicos en un ciclo continuo como la naturaleza hacer circular los recursos biológicos.

 

Circularidad a partir de residuos inorgánicos 

La mayor parte de los residuos que se generan no son reciclados.

Estos residuos son en realidad un material valioso que se debe recuperar y transformar. Mantener en el ciclo de vida siguiendo el modelo de circularidad.

En esta idea se basa el proyecto de “La Casa de Basura”, del arquitecto e ingeniero estructural Arthur Huang.

Se trata de un espacio creado con muebles y demás objetos hechos a partir de residuos, como pueden ser las colillas de los cigarrillos, las pantallas de los móviles, las suelas de las zapatillas, ropa desechada, botellas de plástico, etc.

El objeto del proyecto es convertir la circularidad en una posibilidad, con la creencia de que hay belleza en la transformación y de que es posible dar una segunda y tercera vida a los materiales.

Es decir, es posible convertir un material que se usa 5 minutos en otro que dura 5 años, y este en otro que dure 25-50 años más. Todos los materiales y productos deberían crearse bajo esta idea para no acabar convirtiéndose en residuos inorgánicos.

Se trata de repensar y optimizar la forma de construir de forma que no se generen residuos y los que se generen sigan siendo un recurso que aprovechar.

 

Circularidad a partir de residuos orgánicos 

La forma de producir en el sistema agroalimentario también debe repensarse y transformarse bajo la idea de circularidad.

Un sistema regenerativo, como ocurre en la naturaleza, donde todo se aproveche y continúe formando parte del ciclo de vida.

Así está planteado el proyecto de producción de biogás a partir de la paja del arroz.

Un proyecto de economía circular para el aprovechamiento de las gavillas del cereal que quedan amontonadas en el campo como residuos orgánicos. 

Un residuo orgánico de difícil gestión cuya forma de tratarlo generaba problemas de emisiones de gases de efecto invernadero, por la quema, o de contaminación del agua, si se dejaban pudrir.

La idea es dar circularidad a este residuo y que pase a convertirse en un recurso. Y esto ha sido posible aplicando la tecnología de digestión anaerobia para la producción de biogás.

Tras varios ensayos a escala piloto, esta tecnología aplicada a la paja del arroz ha sido validada por AINIA en la planta piloto de Silla, en las cercanías del Parque Natural de la Albufera de Valencia.

La planta es capaz de procesar entre 3 y 4 toneladas de residuo al año y el biogás obtenido puede ser utilizado en las explotaciones agrícolas, en forma de electricidad, calor o como biocarburante para el transporte de vehículos.

Si se escala el proyecto a una planta de biogás con capacidad para procesar 15.000 toneladas de paja del arroz, la energía producida al año alcanzaría los 21 millones de KWh, el equivalente al ahorro energético en 2.000 hogares. 

Además, esta tecnología aplicada en áreas como la Albufera de Valencia, con una superficie cultivable de 15.000 hectáreas y más de 90.000 toneladas en residuo, evitaría la emisión de unas 15.564 toneladas equivalentes de CO2/año, además de generar energía renovable en forma de biogás o biometano.

Este es un ejemplo de proyecto basado en la economía circular para la agricultura, donde un residuo se transforma en un recurso, al tiempo que se descarbonizan las prácticas agrícolas.

Si tan solo el 17% de los negocios o sistemas productivos aplicaran este nuevo modelo de circularidad, las emisiones de gas de efecto invernadero caerían en un 39% y el sistema sería más sostenible.

La circularidad, un nuevo sistema económico bajo la idea de que nada debe ser desperdiciado.

 

 

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