El impacto ambiental de una planta de biogás

El impacto ambiental, comúnmente, se define como la modificación del medio ambiente ocasionada por la acción del hombre. Aunque también se produce un impacto ambiental ante causas naturales, como puede ser la erupción de un volcán o un terremoto.

Cuando las condiciones del medio ambiente cambian o aparecen nuevas condiciones, estas afectan a los ecosistemas vinculados y con ellos, al propio ser humano.

Según sea el grado de alteración provocado sobre el medio ambiente, el impacto ambiental puede tener consecuencias negativas (contaminación, pérdida de diversidad, enfermedades, etc) o positivas (protección de especies, áreas protegidas, gestión de recursos, empleo, etc).

Y del mismo modo, atendiendo a las características del impacto ambiental, este puede ser directo, indirecto (secundario), acumulativo, inducido a corto o largo plazo.

Bajo estas premisas, resulta evidente entender que la actividad derivada de la instalación y puesta en funcionamiento de una planta de biogás tiene asociado un impacto ambiental que hay que analizar y evaluar.

El proceso de digestión anaerobia que se lleva a cabo en estas instalaciones, para producir biogás a partir de los residuos orgánicos, es considerado la mejor forma de gestión ambiental de estos residuos, al reducir su huella de carbono. 

Si consideramos, por ejemplo, la producción ganadera en España como responsable del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la gestión de sus residuos mediante este proceso de digestión anaerobia va a suponer un impacto positivo.

Además, la producción de biogás o biometano como vectores energéticos es necesaria para poder alcanzar el objetivo de neutralidad en las emisiones de carbono, marcado por la Unión Europea para 2050.

Un objetivo que para alcanzarlo es necesario contar con un mix energético, donde los gases renovables, como el biogás o el biometano, juegan un papel clave para cubrir la demanda de combustible para el transporte o en ciertos procesos industriales de difícil electrificación.

Ahora bien, aunque en términos globales, el impacto ambiental de este tipo de instalaciones resulta positivo, siempre es necesario analizar y evaluar diferentes cuestiones medioambientales vinculadas con la instalación y funcionamiento de la planta de biogás, a fin de reducir los posibles impactos negativos.

Para valorar los posibles impactos ambientales de una planta de biogás se lleva a cabo un estudio de impacto ambiental. Este estudio sirve para adoptar las decisiones más adecuadas para prevenir y minimizar los posibles efectos negativos.

 

Posible impacto ambiental a valorar en una planta de biogás 

Las diferentes cuestiones medioambientales que se valoran para la puesta en funcionamiento de una planta de biogás tienen que ver con el control de emisiones, la eficiencia energética, la eficiencia de los recursos, la prevención de accidentes, el ruido y el olor, así como la gestión de residuos.

Es por ello, que se valorará el efecto de:

  • La ubicación de la instalación y sus dimensiones: el impacto de la altura y área de ocupación, así como las molestias que pueda suponer en el terreno y zonas próximas.
  • La producción de basuras: basuras y residuos asimilables a urbanos, en cantidades moderadas y minimizables con buenas prácticas, por lo general.
  • La contaminación de suelos: por las propias basuras mencionadas si su presencia es continuada, u otros elementos relacionados con la actividad como grasas lubricantes, combustibles, etc. También se valorará el riesgo de contaminación debido a derrames o fugas del efluente del residuo orgánico a tratar o del digerido.
  • La contaminación atmosférica: la posible emanación de olores propias de los residuos a tratar y su afección a las áreas circundantes, como las posibles poblaciones cercanas; el riesgo de fugas del biogás o biometano producido tras el proceso de digestión anaerobia; o el volumen de emisiones producidas por los propios vehículos de transporte y mantenimiento de la actividad.
  • El consumo del agua y su gestión: cantidad requerida y recuperación.
  • El consumo de energía para el funcionamiento de la planta de biogás.
  • La generación de ruido: los ruidos derivados de la actividad pueden deberse a diversas causas, como la presencia de equipos electrónicos, mecánicos, hidráulicos, térmicos, etc.
  • El riesgo de incendio y explosión: la producción de biogás, su almacenamiento, los dispositivos de seguridad y distribución van a requerir de sistemas de control y seguridad para el correcto desarrollo de la actividad, así como estar equipado con un adecuado sistema de extinción de incendios.

 

El análisis y valoración de todos estos aspectos permitirá tomar las medidas oportunas para que la planta de biogás funcione de la forma más eficiente en términos ambientales y energéticos, reduciendo los posibles impactos negativos y sumando en los positivos.

 

Medidas aplicables para reducir el posible impacto ambiental de una planta de biogás 

Atendiendo a las características de cada tipo de planta de biogás (autoconsumo o smallbiogas, codigestión, monodigestión) se dan una serie de medidas que implementar para reducir los posibles impactos negativos derivados de la actividad.

Algunos ejemplos de estas medidas son:

  • Ubicación de la planta lejos de zonas sensibles o centros urbanos o de trabajo que se puedan ver afectados si se dan emisiones olores o ruido.
  • Establecer unos procedimientos de caracterización y aceptación de los residuos orgánicos a tratar (origen, caracterización agronómica, % de nitrógeno, registro y control, etc). Hay que tener en cuenta que el objetivo final es la obtención de biogás o biometano, por lo que el control de la materia prima es necesario para garantizar la calidad del gas producido. Cualquier sospecha de que el residuo no sea adecuado debe suponer la no aceptación del mismo.
  • La introducción del residuo aceptado en el sistema debe realizarse lo más rápido posible para reducir las emisiones y olores.
  • Tratamiento del digestato o digerido: separación líquido-sólido, almacenamiento en balsa o depósito cerrado de la fracción líquida para evitar olores, emisiones y finalizar el tratamiento. Compostaje de la fracción sólida.
  • Control analítico del gas de salida del sistema de depuración para evitar pérdidas excesivas de metano.
  • Tratamiento de las aguas residuales que se puedan generar en la propia instalación.
  • Uso de tanques y balsas cerrados para evitar la emisión de olores y de nueva tecnología de filtros de carbón activo, que adsorbe el sulfuro de hidrógeno (H2S), eliminando así el problema de olores.
  • Aprovechamiento del propio biogás generado para el calentamiento de los digestores y optimizar así el consumo de energía.
  • Utilizar la combustión en antorcha solo por razones de seguridad o en condiciones de funcionamiento no rutinarias.
  • Minimizar la posibilidad de ruido realizando la inspección y mantenimiento adecuado de la maquinaria, empleando maquinaria de bajo nivel de ruido y con medidas de atenuación (aislamiento, setos, taludes, etc.).
  • Cumplir con los sistemas de seguridad y prevención de accidentes, así como disponer de un plan de emergencia, tal como exige la normativa.

 

Aunque la tecnología para la producción de biogás y biometano se considera ya madura, se sigue investigando e innovando para optimizar los procesos y mejorar, tanto el tratamiento de los residuos como la calidad del biogás generado.

Una planta de biogás, diseñada y gestionada con las medidas adecuadas supone, en su conjunto, un impacto ambiental positivo.

Este tipo de instalaciones ofrecen una solución para la gestión de residuos orgánicos dentro del modelo de economía circular.

Una gestión que permite reducir su huella de carbono y su aprovechamiento íntegro como un recurso para la obtención de energía renovable u otros subproductos, como los fertilizantes o enmiendas orgánicas.

 

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