El modelo danés de producción de biogás ha acaparado el interés en estos últimos meses.
No en vano, la necesidad de implementar alternativas energéticas a los combustibles fósiles ante la actual crisis energética ha situado al biogás y el biometano en el punto de mira como solución a corto y medio plazo. Esto, a su vez, ha desencadenado la búsqueda de modelos de desarrollo para estos gases renovables que sean eficientes y competitivos.
Dinamarca lleva más de 40 años de experiencia en el desarrollo de plantas de biogás y cuenta, hoy en día, con más de 200 plantas de biogás, que producen 4.166 GWh de electricidad renovable al año, y 55 plantas de biometano, que es inyectado a la red de gas, cubriendo el 29% del gas que consume el país.
Se trata de un país que alberga 5,5 millones de personas en una extensión similar a la de Aragón. Además, cuenta con una cabaña porcina similar a la de esta comunidad autónoma y en el pasado reciente, dependía de las importaciones de combustibles fósiles para el abastecimiento energético.
La crisis del petróleo de 1973 impactó al país y provocó la aceleración del desarrollo de tecnologías energéticas alternativas como la eólica, la biomasa y el biogás.
Las primeras plantas de biogás (años 80) eran de pequeño tamaño, individuales y pensadas para el autoconsumo energético en la granja.
Estas dieron paso al diseño de plantas centralizadas, de mayor tamaño, y financiadas por agrupaciones de agricultores y ganaderos.
La energía generada en estas plantas era suministrada a la red eléctrica y red de calor local, y se realizaba la gestión conjunta de la fertilización de sus tierras con los digestatos generados.
Este tipo de plantas de biogás pasaron de ser instalaciones con una capacidad de 100.000 T/año a otras con capacidad de hasta 400.000 T/año, a principios de este siglo.
El objetivo en la estrategia danesa de energía es obtener el 100% de su energía de fuentes renovables en 2050 y esto, los ha llevado a considerar al biogás como un vector fundamental en aquellos sectores donde la electrificación no es eficiente. También han equiparado el apoyo económico al biogás, en todos sus usos.
Esto último ha supuesto el boom de la conversión del biogás a biometano y su inyección en red, dando lugar a su actual modelo.
Con la actual producción de biogás y biometano en Dinamarca, además del aporte energético, se calcula que han alcanzado una reducción de gases de efecto invernadero equivalente a 1,3 millones de toneladas de CO2.
Y se espera que, para 2030, esta reducción de las emisiones aumente a 1,8 millones de toneladas de CO2 equivalentes, siendo el biogás el responsable de aportar el 10% del objetivo nacional de reducción de emisiones en 2030, establecido por el Parlamento Danés.
¿Cuáles son las claves del éxito de este modelo de desarrollo del biogás?
Eficiencia, profesionalización e inversión, los tres ejes de desarrollo del modelo danés
La mayor parte de la producción de biogás en Dinamarca se basa en grandes plantas centralizadas de co-digestión, con tanques reactores de mezcla continua (CSTR) e instalaciones propias para la transformación del biogás a biometano y su inyección directa a la red de gas natural.
El hecho de tratarse de grandes plantas incide en la búsqueda de la eficiencia: su coste económico es menor, son más sostenibles y se evitan pasos intermedios para el uso del biometano, priorizando su inyección a la red.
Del mismo modo, para asegurar una mayor eficiencia en la producción de biometano, el gobierno danés ha establecido una cuota del 75% de deyecciones ganaderas en la mezcla de sustrato de co-digestión para que los proyectos sean elegibles.
La mezcla de este tipo de residuos orgánicos con otros procedentes de la agroalimentaria son los que mejores resultados ofrecen, con alta producción de biogás.
No obstante, también existen plantas de biogás en Dinamarca con otros orígenes de residuos orgánicos (EDAR, vertederos e industriales) que aportan algo menos del 15% del total del biogás del país.
El amplio desarrollo que ha experimentado el biogás en el país ha llevado a la profesionalización de la gestión de las plantas de biogás, la optimización de recursos y la correcta gestión de los residuos orgánicos y de los digestatos generados.
Un desarrollo que ha contado con medidas de apoyo económico promovidas por el gobierno danés, así como, la simplificación de los trámites administrativos y eliminación de otros obstáculos.
Además de estas medidas, el modelo danés cuenta, desde 2012, con un sistema nacional de certificados de biogás verde al que se adhirieron la mayoría de operadores, poniendo en valor el biogás generado.
El modelo danés se basa en un enfoque hacia las economías de escala y la eficiencia, en favor de una viabilidad financiera que reduzca la necesidad de apoyo del estado en forma de subvenciones o primas.
El objetivo es reducir al máximo el riesgo del inversor.
El potencial del biometano en España para replicar el modelo danés
España se sitúa como uno de los tres países europeos con mayor potencial para la producción de biometano.
Un biometano que se obtendría, en buena parte, a partir de residuos orgánicos procedentes de la industria agropecuaria y agroalimentaria, que tiene una amplia representación en nuestro país.
Además, la tecnología para la producción de biogás y biometano está madura y se dispone de infraestructura gasista aprovechable para la distribución del biometano.
Estos factores hacen que el modelo danés, no solo sea aplicable en España, sino que, además, es posible que sea el único modelo viable por la necesidad de incluir el tratamiento del digestato.
Del mismo modo, las economías de escala y la eficiencia serán factores determinantes.
La oportunidad de impulsar el desarrollo de estos gases renovables es ahora, cuando nos encontramos con la necesidad estratégica de reducir los combustibles fósiles y de cumplir con los mandatos de la UE en cuanto al biometano y la economía circular, y disponemos para ello de los fondos Next Generation.
Ahora es el momento de desarrollar un modelo adecuado y eficiente que nos aporte resultados a corto y medio plazo, pero que siga siendo eficiente a largo plazo.
España tiene la oportunidad de desarrollar todo el potencial para la producción de estos gases renovables, avanzar en la transición ecológica y lograr la tan necesaria independencia energética.
Desde Genia Bioenergy contribuimos a desarrollar este potencial aportando toda nuestra experiencia y conocimientos sobre esta tecnología, asesorando y diseñando la tipología de plantas más adecuada a cada proyecto.